lo natural
LA HUIDA DE LO NATURAL
Si se observa el desarrollo histórico de los seres humanos desde el punto de vista de su relación con aquello que es constitutivo y propio de su naturaleza se comprueba fácilmente que es una continua huida de casi todo aquello que es propio de su naturaleza de mamífero.
Algunos dicen que es una huida de su animalidad. Pero estos observadores parten del prejuicio de que lo Animal es un estadio inferior, despreciable y repugnante. Esta reacción proviene de una serie de prejuicios culturales previos, precisamente debidos a esa continua huida de todo lo natural que es propia de los seres humanos culturizados.
Lo animal, es decir, lo que realmente somos, es algo que no se puede ignorar, menos intentar borrar, porque ello produce perversiones importantes en el ser humano. Perversiones que la cultura maquilla hasta que explotan en forma enfermiza.
Aceptar lo natural no significa “volver” literalmente a lo natural, a lo que somos verdaderamente, ya que ello es imposible debido a nuestro largo “amaestramiento cultural” milenario.
Tener en cuenta lo natural y saber lo que realmente somos para no dejarnos arrastrar por formas culturales aberrantes que no son adaptaciones creativas y positivas a nuestra realidad, sino impuestas para las conveniencias de los grupos dominantes en nuestra propia cultura.
Es frecuente, en nuestra cultura occidental e hispánica, la frase “se comportan como animales”. Esto se expresa cuando se dan situaciones consideradas con razón violadoras de las relaciones humanas o bien violadoras de los hábitos culturales predominantes entre nosotros.
Así asesinatos, violaciones, robos, atropellos a los derechos humanos en forma brutal…. Son clasificados actos animales. Sin embargo, si esas situaciones son examinadas en forma fría y razonada es fácil deducir que ningún animal de cualquier especie y mucho menos mamíferos los cometería.
El Desarrollo Cultural histórico no se puede juzgar en bloque como una huida de lo natural aunque esencialmente lo sea. En muchos aspectos puede ser una adaptación del ser humano a nuevas condiciones creadas por el mundo que le rodea.
El ser humano es un animal sumamente plástico y adaptativo. Su adaptación natural a las nuevas condiciones de su entorno no solamente le permitió sobrevivir como especie sino también a ser la especie predominante.
Muchos grupos humanos de los que denominamos “originales” crearon una cultura de adaptación natural a su medio ambiente de tal manera que mantuvieron su relación equilibrada, creativa, sin producir grandes contradicciones entre su propia naturaleza y su adaptación a las nuevas situaciones de “cambio” tanto de su especie, como del medio en que esta se insertaba.
Parece ser que el quiebre entre el desarrollo natural y las imposiciones anárquicas de la cultura proviene de algo que no se tiene en cuenta, cuando se rompe la solidaridad de los clanes familiares imponiéndose el liderazgo de los Grupos de Poder. Esto que en los clanes y tribus originales no representaba sino unos inicios distorsionadores, probablemente cuando se producen las asociaciones no consanguíneas a través de la creación de pueblos y ciudades dio comienzo a imposición anárquica de normas culturales no acordes con la naturaleza humana sino con la instrumentalización y servicio del grupo mayoritario del Grupo de Poder dominante.
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