SECTAS III
Cuando escribo sobre las sectas se creerá que yo mismo soy un sectario, y que me obsesionan, como de ordinario ocurre, mis oponentes.
¡Nada de eso!
Para mi las sectas son un fenómeno sico-social de nuestro tiempo que me ayuda a comprender mejor el mundo en que vivo y las características de muchos de mis amigos.
Las sectas han existido siempre, pero la hegemonía de múltiples grupos era absorbida por las mayoritarias. En la actualidad como estas carecen de poder político, las pequeñas proliferan.
Las sectas actuales participando de las características de las antiguas tienen sus propios rasgos propios de nuestra mentalidad actual.
Ya no predican tanto la salvación post terrena y se dedican a tratarnos de los males sociales que derivan de nuestro género de vida ciudadano y consumista.
Algunas parecen sospechosamente inspiradas en los mismos conceptos del neoliberalismo económico y en los esfuerzos hegemónicos de determinados países. Para ello insisten en un individualismo a ultranza “porque si uno está bien todos los otros lo estarán”. Sofisma exacto al slogan económico de que “cuanto los ricos sean más ricos, los pobres serán menos pobres”, llamado vulgarmente, sistema del chorreo.
Los fundadores de las nuevas sectas ya no son unos San Francisco que renuncian a todo sino prósperas personas de negocios que medran descaradamente gracias a sus “dones y experiencias salvíficas”.
Sus organizaciones son manejadas como empresas modernas según avanzadas formas de propaganda, marketing, inversiones y finanzas…
Según la vieja tradición sectaria son jerárquicas, exclusivas y las que han descubierto el verdadero y único camino del bienestar o la salvación. Todos los otros son considerados como equivocados, inútiles y esto es lo que legitima su misionerismo.
En una palabra, SE TRATA DE ORGANIZACIONES TOTALITARIAS
Cuando escribo sobre las sectas se creerá que yo mismo soy un sectario, y que me obsesionan, como de ordinario ocurre, mis oponentes.
¡Nada de eso!
Para mi las sectas son un fenómeno sico-social de nuestro tiempo que me ayuda a comprender mejor el mundo en que vivo y las características de muchos de mis amigos.
Las sectas han existido siempre, pero la hegemonía de múltiples grupos era absorbida por las mayoritarias. En la actualidad como estas carecen de poder político, las pequeñas proliferan.
Las sectas actuales participando de las características de las antiguas tienen sus propios rasgos propios de nuestra mentalidad actual.
Ya no predican tanto la salvación post terrena y se dedican a tratarnos de los males sociales que derivan de nuestro género de vida ciudadano y consumista.
Algunas parecen sospechosamente inspiradas en los mismos conceptos del neoliberalismo económico y en los esfuerzos hegemónicos de determinados países. Para ello insisten en un individualismo a ultranza “porque si uno está bien todos los otros lo estarán”. Sofisma exacto al slogan económico de que “cuanto los ricos sean más ricos, los pobres serán menos pobres”, llamado vulgarmente, sistema del chorreo.
Los fundadores de las nuevas sectas ya no son unos San Francisco que renuncian a todo sino prósperas personas de negocios que medran descaradamente gracias a sus “dones y experiencias salvíficas”.
Sus organizaciones son manejadas como empresas modernas según avanzadas formas de propaganda, marketing, inversiones y finanzas…
Según la vieja tradición sectaria son jerárquicas, exclusivas y las que han descubierto el verdadero y único camino del bienestar o la salvación. Todos los otros son considerados como equivocados, inútiles y esto es lo que legitima su misionerismo.
En una palabra, SE TRATA DE ORGANIZACIONES TOTALITARIAS
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