ENAJENACION
Según reflexiono en mi vida diaria y en la de aquellos que me rodean observo siempre con asombro cuan enajenados nos encontramos.
La palabra enajenado se usa con frecuencia, pero generalmente se entiende solamente como sinónimo de locura.
Pocas personas se dan cuenta que sus actos, sus costumbres, su querido “ego” no son suyos porque la cultura (=forma de vivir que le han enseñado como correcta) le dicta lo que debe hacer o no hacer aun en los más mínimos detalles.
Nosostros, en nuestra cultura occidental nos creemos muy libres por el hecho de que transcendimos las maneras de vivir arcaicas en que la autoridad (civil y religiosa) dictaban las normas de buen comportamiento.
Aun recuerdo a mi madre muy preocupada del largo de la falda, según los centímetros estipulados por los eclesiásticos. Más modernamente la lucha por el uso del bikini…
En la actualidad esas normas son más hipócritas pero subsisten igualmente..
Estamos enajenados, vendidos con una esclavitud simbólica, a las costumbres que nos rodean, manejadas por aquellos que lucran y negocian con nuestra dependencia.
Creo que es importante saber como sucedió esto. La cultura en todos sus aspectos, y son muchos, religiosos, políticos, económicos, artísticos… se convirtió en un vulgar comercio en que nosotros, los seres humanos seríamos la mercadería.
Relaciones tan venerables como las religiosas, si se examinan cuidadosamente, son verdaderas relaciones comerciales entre la divinidad(sea esta cual sea) y el ser humano. La forma más primitiva implica el sacrificio de un animal, una ofrenda y la divinidad concede algo, incluso el perdón de lo que se juzga un crimen de alguna especie. La misma práctica se espiritualiza de forma que el sacrificio puede ser algo costoso física o moralmente. Sublimado es “yo obedezco tus leyes; Tu me premias con tus bendiciones”.
Si lo anterior se realiza con la divinidad, es muy natural que se lleve a los diferentes dominios de las relaciones humanas, desde la sexualidad a cualquier tipo de servidumbre.
La tragedia de esta concepción de la vida en forma mercantil es que destruye toda forma de cooperación natural en que los seres humanos se relacionaban, no porque uno “tuviese lo que el otro no tenia”, sino porque todos necesitaban para su bienestar la “ayuda de todos”. Contra lo que se cree, esta concepción real de la vida no es idealista, sino netamente realista dentro de un orden natural.
Es muy probable que nunca más podamos vivir como el clan primitivo, entre otras cosas porque nuestra mentalidad está deformada y solamente volvemos espontáneamente a esa cooperación primigenia en los momentos de las grandes catástrofes, por un breve periodo de tiempo.
YO, PERSONALMENTE, EN LAS CATASTROFES QUE ME HA TOCADO VIVIR HE CONOCIDO ESOS MOMENTOS SUBLIMES DE COOPERACION Y ENTRE AYUDA EXPONTANEOS COMO EN EL TSUNAMI DE CORRAL EN 1960.
Según reflexiono en mi vida diaria y en la de aquellos que me rodean observo siempre con asombro cuan enajenados nos encontramos.
La palabra enajenado se usa con frecuencia, pero generalmente se entiende solamente como sinónimo de locura.
Pocas personas se dan cuenta que sus actos, sus costumbres, su querido “ego” no son suyos porque la cultura (=forma de vivir que le han enseñado como correcta) le dicta lo que debe hacer o no hacer aun en los más mínimos detalles.
Nosostros, en nuestra cultura occidental nos creemos muy libres por el hecho de que transcendimos las maneras de vivir arcaicas en que la autoridad (civil y religiosa) dictaban las normas de buen comportamiento.
Aun recuerdo a mi madre muy preocupada del largo de la falda, según los centímetros estipulados por los eclesiásticos. Más modernamente la lucha por el uso del bikini…
En la actualidad esas normas son más hipócritas pero subsisten igualmente..
Estamos enajenados, vendidos con una esclavitud simbólica, a las costumbres que nos rodean, manejadas por aquellos que lucran y negocian con nuestra dependencia.
Creo que es importante saber como sucedió esto. La cultura en todos sus aspectos, y son muchos, religiosos, políticos, económicos, artísticos… se convirtió en un vulgar comercio en que nosotros, los seres humanos seríamos la mercadería.
Relaciones tan venerables como las religiosas, si se examinan cuidadosamente, son verdaderas relaciones comerciales entre la divinidad(sea esta cual sea) y el ser humano. La forma más primitiva implica el sacrificio de un animal, una ofrenda y la divinidad concede algo, incluso el perdón de lo que se juzga un crimen de alguna especie. La misma práctica se espiritualiza de forma que el sacrificio puede ser algo costoso física o moralmente. Sublimado es “yo obedezco tus leyes; Tu me premias con tus bendiciones”.
Si lo anterior se realiza con la divinidad, es muy natural que se lleve a los diferentes dominios de las relaciones humanas, desde la sexualidad a cualquier tipo de servidumbre.
La tragedia de esta concepción de la vida en forma mercantil es que destruye toda forma de cooperación natural en que los seres humanos se relacionaban, no porque uno “tuviese lo que el otro no tenia”, sino porque todos necesitaban para su bienestar la “ayuda de todos”. Contra lo que se cree, esta concepción real de la vida no es idealista, sino netamente realista dentro de un orden natural.
Es muy probable que nunca más podamos vivir como el clan primitivo, entre otras cosas porque nuestra mentalidad está deformada y solamente volvemos espontáneamente a esa cooperación primigenia en los momentos de las grandes catástrofes, por un breve periodo de tiempo.
YO, PERSONALMENTE, EN LAS CATASTROFES QUE ME HA TOCADO VIVIR HE CONOCIDO ESOS MOMENTOS SUBLIMES DE COOPERACION Y ENTRE AYUDA EXPONTANEOS COMO EN EL TSUNAMI DE CORRAL EN 1960.
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