El otro
EL “OTRO”
Pienso
que todas las relaciones
socio-culturales se basan en la aceptación o negación del “otro”. En la
aceptación de la
ALTERIDAD
Para ser aceptado
¿el otro deberá ser semejante a mí?
Observemos
los animales que están más cerca de nosotros: perros y gatos. Cuando
introducimos en nuestro hogar otro perro o gato es siempre rechazado. Hay ocasiones que este
rechazo no es tan evidente porque se teme al amo.
Probablemente
ese rechazo provenía de cuando estos animales vivían en sus propios clanes. Un miembro
ajeno a su clan era desconocido, no tenía el olor, la apariencia… quien sabe
cuantas cosas más, por la que se identificaba con el resto. Por tanto se le
rechazaba o se le mataba si persistía en su intrusión.
Un etnólogo
uruguayo que convivió hace unos cincuenta años, con un grupo de xavantes
amazónicos que aun no habían tenido contacto con los brasileños, supo que uno
de sus amigos había matado una mujer y
un niño de otra tribu al encontrarlos en la selva dentro del territorio de su
tribu. En una ocasión cuando ya hablaba el idioma xavante, le preguntó:
¿Ureíta por
qué mataste a la mujer y al niño que no representaban un peligro para ti?
Porque no
los conocía.
Fue la
escueta respuesta.
En nuestra
sociedad moderna ocurre algo parecido a lo anterior, pero se da en forma
metafórica aunque muy real.
Si el otro
no se asemeja a mí lo rechazo o lo mato.
El rechazo implica primeramente la crítica para convencerle que “se me
asemeje” mostrándole de una manera directa, indirecta que lo que yo hago,
pienso, me gusta o disgusta… es lo correcto, lo mejor, lo racional…
Si mi hijo,
pariente, amigo no se asemeja a mí, no trata de aceptar lo que “yo soy” lo
rechazaré en mayor o menor grado o bien lo mataré simbólicamente, romperé la
relación que tengo con él y si soy muy fanático lo declararé repudiable.
Yo he
perdido amistades cuando mi amigo/a ha adherido a una secta espiritualista.
Durante un
tiempo que suele coincidir con su “conversión” llenos de un fervor misionero
tratan de “convertirme” a su nueva creencia. Al comprobar que yo me muestro
impermeable me consideran “no digno” de la Buena Nueva,.
El segundo
paso, me ven como enemigo, finalmente me `rechazan como mente diabólica o algo parecido.
En esos
casos pienso muchas veces que su actitud depende de su propia inseguridad en sus
“descubrimientos “y que necesitan la aprobación por la “conversión” de uno, a
su nuevas ideas o prácticas.
Me he
referido a lo espiritual, pero se da el mismo proceso a nivel científico y
profesional y en otras muchas formas de relación.
El rechazo a
la alteridad (¿deberíamos decir “otreidad”? da seguridad de pertenecer a un
clan bien definido en todas sus costumbres y tradiciones.
En nuestra
época actual vivimos en una contradicción
grande, porque se mezcla por un
lado la “mundialización”, tan necesaria para
el mantenimiento de la cultura de consumo que involucra la semejanza de
gustos y “estilo de vida” el cual es supra nacional
Por otro
lado, están las viejas concepciones de
rechazo al otro, al extranjero.
La
emigración por causas económicas es otra fuente de presión en forma confusa. En
un aspecto obliga a convivir con gentes de una gran diversidad y a conocerlas.
El rechazo subconsciente o consciente se
mezcla con el remozado temor de la invasión del “lebens Raum”, nuestro’ territorio
vita,: las fuentes de trabajo bastantes limitadas en todos los países.
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