Monday, February 11, 2013

El otro










                         EL “OTRO”
Pienso que  todas las relaciones socio-culturales se basan en la aceptación o negación del “otro”. En la aceptación  de  la
                                                                             ALTERIDAD
Para ser aceptado ¿el otro deberá ser  semejante a mí?
Observemos los animales que están más cerca de nosotros: perros y gatos. Cuando introducimos en nuestro hogar otro perro o gato es  siempre rechazado. Hay ocasiones que este rechazo no es tan evidente porque se teme al amo.
Probablemente ese rechazo provenía de cuando estos animales vivían en sus propios clanes. Un miembro ajeno a su clan era desconocido, no tenía el olor, la apariencia… quien sabe cuantas cosas más, por la que se identificaba con el resto. Por tanto se le rechazaba o se le mataba si persistía en su intrusión.
Un etnólogo uruguayo que convivió hace unos cincuenta años, con un grupo de xavantes amazónicos que aun no habían tenido contacto con los brasileños, supo que uno de sus amigos  había matado una mujer y un niño de otra tribu al encontrarlos en la selva dentro del territorio de su tribu. En una ocasión cuando ya hablaba el idioma xavante, le preguntó:
¿Ureíta por qué mataste a la mujer y al niño que no representaban un peligro para ti?
Porque no los conocía.
Fue la escueta respuesta.

En nuestra sociedad moderna ocurre algo parecido a lo anterior, pero se da en forma metafórica aunque muy real.
Si el otro no se asemeja a mí  lo rechazo o lo mato. El rechazo implica primeramente la crítica para convencerle que “se me asemeje” mostrándole de una manera directa, indirecta que lo que yo hago, pienso, me gusta o disgusta… es lo correcto, lo mejor, lo racional…
Si mi hijo, pariente, amigo no se asemeja a mí, no trata de aceptar lo que “yo soy” lo rechazaré en mayor o menor grado o bien lo mataré simbólicamente, romperé la relación que tengo con él y si soy muy fanático lo declararé  repudiable.

Yo he perdido amistades cuando mi amigo/a ha adherido a una secta espiritualista.  
Durante un tiempo que suele coincidir con su “conversión” llenos de un fervor misionero tratan de “convertirme” a su nueva creencia. Al comprobar que yo me muestro impermeable me consideran “no digno” de la Buena Nueva,.
El segundo paso, me ven como enemigo, finalmente me `rechazan  como mente diabólica o algo parecido.
En esos casos pienso muchas veces que su actitud depende  de su propia inseguridad en sus “descubrimientos “y que necesitan la aprobación por la “conversión” de uno, a su nuevas ideas o prácticas.
Me he referido a lo espiritual, pero se da el mismo proceso a nivel científico y profesional y en otras muchas formas de relación.

El rechazo a la alteridad (¿deberíamos decir “otreidad”? da seguridad de pertenecer a un clan bien definido en todas sus costumbres y tradiciones.

En nuestra época actual vivimos en una contradicción  grande, porque  se mezcla por un lado la “mundialización”, tan necesaria para  el mantenimiento de la cultura de consumo que involucra la semejanza de gustos y “estilo de vida” el cual es supra nacional
Por otro lado, están  las viejas concepciones de rechazo al otro, al extranjero.  
La emigración por causas económicas es otra fuente de presión en forma confusa. En un aspecto obliga a convivir con gentes de una gran diversidad y a conocerlas. El rechazo  subconsciente o consciente se mezcla con el remozado temor de la invasión del “lebens Raum”, nuestro’ territorio vita,: las fuentes de trabajo bastantes limitadas en todos los países.