EL RENEGADO VI y final
desafiarles
los matan. En cambio a quienes les sirven les dan pequeñas partecitas de
aquello que ellos han reunido porque son más fuertes o porque tienen más
guerreros que les ayuden a conseguirlo y defenderlo.
•
Todo lo que nos cuentas, Apoena, nos
parece terrible.
•
Las gente de mi tribu vienen a estas tierras porque desean sobre todo oro y plata. Son metales con lo
que ellos pueden reunir muchas cosas que
ellos llaman riquezas.
•
Dicen que los mexicas hacen algo parecido
con los frutos del cacao y con plumas rellenas de ese polvo amarillo que tu llamas oro.
•
Pero en esta tierra viven cientos y cientos de tribus ‘acaso
ellos no lo saben?
•
No tiene mucha claridad de ello. Algunos
creen que se trata de lugares casi desiertos. A la mayoría no les importa.
Piensan obligar a nosotros, lo que aquí vivimos hacernos trabajar en su
provecho. Someter a todos por la fuerza.
Matar a aquellos que se les opongan.
•
¿Tú crees que ellos que siempre serán pocos, lo podrán hacer?
•
Los extranjeros usan un metal muy duro
que ellos llaman hierro. Con eso hacen sus armas y cubren sus cuerpos y nuestras armas de madera
y piedra pcoo podrán contra ellos Esas
armas no se rompen y tienen tan buen filo que pueden cortar un guerrero por la
mitad con facilidad. Un puñado
•
de hombres de esos pueden hacer frente a
cien de nuestros guerreros desnudos.
Conversación como la anterior se repetía en diferentes ocasiones y con
diferentes pequeños grupos. Eran conversaciones informales, por así decir.
Otras veces éramos nosotros los que inquiríamos sobre las costumbres
del pueblo olmeca, en general, tan diferentes de nuestra tribu Caribe.
•
Os extraña que entre nosotros muchas cosas
que hacemos, donde vivimos y nos rodean sean circulares. ¿No habíais
observado que todo cuanto nos rodea ma la curva. El círculo crea y conserva fuerzas
misteriosas e indestructibles.
Nuestros
abios y ancianos han observado durante ciento de generaciones cuanto nos rodea.
En vez de construir cosas que se opongan a la naturaleza de lo existente,
trataron de aplicarlas en los diversos aspectos de nuestra vida cotidiana. Asi
comprendieron la importancia de lo
circular en todo lo existente e investigaron las fuerzas ocultas que se
encuentra en ello. Nuestros sabbios comprendieron siempre que todo aquello que
iban aprendiendo se debía aplicar a
nuestra vida para hacerla más sabia y hermosa.
Existen
pueblos que tratan de utilizar cuanto les rodea en su beneficio sometiéndolo y
destruyéndolo. Han llegado en su locura a sacrificar a gentes innúmeras para ofrecer su
sangre con el fin de obtener goces
futuros. Olvidaron que lo único importante es la Vida.
Apoena,
antes que te interroguemos en la gran asamblea sobre los extranjeros que
sabemos están llegando a nuestras tierras queremos que tu comprendas lo que
somos nosotros y lo que lograron conocer
nuestros antecesores a través de infinitas lunas.
Como ya debes sospechar vivimos en una isla
mucho más grande de lo que nadie alcanza
a sospechar. Por tanto está rodeada por agua de todos lados. Antiguas leyendas
dicen que estuvo unida con otra gran
isla y quizá de allí procedéis los hombres de las grandes canoas. De todas
manera si existió una faja de tierra que nos unía desapareció hace incontables
generaciones.
Nosotros
los olmecas según tradiciones tampoco éramos de aquí. Es seguro que no llegamos
atravesando la gran agua. Posiblemente llegamos caminando por esa franja de
tierra que nos unía con otra gran isla.
Desde
entonces hemos tratado de conservar el modo de vida que trajeron los antiguos
padres. Por lo demás somos iguales que
vosotros los caribes, solamente nos diferenciamos en nuestras
costumbres. Pero no creemos que esas costumbres sean sagradas, podemos vivir
como vosotros cuando es necesario, conveniente o nos gusta.
No os
ocultamos que existen grandes y
poderosas tribus que abandonando la vida sencilla y natural que nosotros y tantos pueblos viven han caído en
graves errores convirtiendo su vida en una continua lucha a muerte con sus
tribus vecinas.
Muy cerca
de aquí conocieron la ciudad Muerta que
se llama Teotihuacán o ciudad de los Dioses. Existen otras muchas
ciudades de piedra muertas o que van hacía la muerte porque sus habitantes han
renegado de la vida humana para tratar de ser como dioses.
Más al
norte de nosotros se encuentra Technochtilant de los mexicas. Hacía allí
sabemos que se dirigen los hombres de las grandes canoas. En esa ciudad todas
la lunas son sacrificados miles de humanos
a quienes se les arranca el
corazón vivos para ofrecérselo a los dioses. Será el momento en que posiblemente los extranjeros hagan de la gloriosa Technochtilant otra
ciudad muerta.
Los padres
de nuestros padres ya sabían que ocurriría lo que os decimos. Por eso no
quisieron que nosotros fuéramos una gran
nación, un pueblo dedicado a
enseñar la vida hermosa tal como
la de los Primeros que llegaron desde
las estrellas.
Esa es la
razón por la que nos pidieron que nunca cultivásemos más de aquello que era necesario para alimentarnos bien. No
recolectar tampoco nada más allá de nuestras necesidades y eso variando siempre los lugares de nuestra
recolección. La perdición de los humanos, como tu lo has señalado también
respecto a los extranjeros es la acumulación de lo que no necesitan. De ese
intercambio que se da cuando se tiene más de lo que se necesita provienen todas las locuras que llevaron, han
llevado y llevarán a la destrucción de las ciudades de piedra.
Muchos
pueblos han tenido que emigrar porque destruyeron sus territorios de recolección y caza. Ese es
u n azote menor de las tribus de nuestro mundo.
Finalmente
se constituyó la Asamblea. Esta reunión., la primera importante y de una cierta
solemnidad tuvo lugar en en el gran edificio circular del centro del poblado al
que confluían todos los caminos.
En esa
circunstancias conocimos el papel del Primer Orador que era ,po así decir como
el Principal del poblado olmeca. Se
dirigió con cierta solemnidad hacia nosotros especialmente:
•
Antes que expongamos el legado de
nuestros Antecesores, deseamos que vosotros los visitantes llegados de una
lejana tribu ya que suponemos que las costumbres y usos que habéis conocido
entre nosotros os habrán resultado extraños e incomprensibles.
•
He escuchado Venerable Orador cuanto se
ha hablado en este Consejo y en vuestras conversaciones anteriores, comenzó a
decir Sokino en un susurro, disculpada mi juventud pero a mi edad se es
curioso.
No
comprendo aun por qué habláis con tanto desdén de los hombres de las “ciudades
de piedra” siendo así que vosotros vivís
en una ciudad construida igualmente de piedra.
La reflexión de Sokino me pareció bastante acertada. Hubo un cierto
silencio en la Asamblea. Por fin una mujer tomó la palabra:
•
Hermano, tu observación parece atinada.
Lo que te voy a responder puede parecerte como un juego de palabras. Aquí no
estamos en una” ciudad de piedra”, sino que simplemente hemos construido
nuestras moradas con piedras. Puedes pensar que es lo mismo. Te explicaré la diferencia.
También
usamos telas para adornar nuestro cuerpo, pero no nos “vestimos”. Tenemos un
primer Orador que no es un jefe , ni un cacique. Sembramos, cultivamos y
recolectamos, pero no somos agricultores. Me adelantaré a lo que después
expresará el Primer Orador.
Este lugar
en que estamos es como el centro de nuestra tribu. Lugar que todos reconocemos como nuestra casa
común. Hemos utilizado la piedra porque en este lugar los árboles eran escasos y la piedra
abundante. <<las “ciudades de piedra” han sido construidas con gran
esfuerzo aplicando la violencia sobre aquellos que trabajaban para demos trar
el poderío y la riqueza de los señores que los dominaban,
En esas
ciudades las malocas ni las gentes son iguales entre ellos como ocurre en tu
tribu y entre nosotros. Hacen inmensos edificios sobre enormes pirámides que
dicen son para los dioses. Otros para aquellos que son los jefes, el resto de
las gentes viven en pequeñas viviendas incómodas.
Vuestra
aldea no es una “ciudad, ni aquí donde estamos es una “ciudad”. Aquí no existe
nada inútil o que sirva para diferenciarnos unos de otros. No estamos sometidos
a la necesidad, como tampoco lo estías vosotros. Las mismas telas con que nos
cubrimos las podemos usar o las podemos dejar, Son solamente un adorno, igual
que vosotros os pintáis el cuerpo o os adornáis con plumas. Esto no ocurre con
los habitantes de las ciudades de piedra donde
el clan familiar está sustituido por un clan de vecinaje.
Es cierto
tenemos un Primer Orador porque pensamos que es quien es más sabio y el que
mejor explicará aquello que nos será
útil a todos. No se trata de un jefe al que tengamos que obedecer, como entre
vosotros las decisiones las tomamos todos por unanimidad.
Es cierto
que en vez de recoger aquello que produce la tierra espontáneamente
y sirve para nuestro alimento lo sembramos pero nunca más allá de lo que
necesitamos ya que no intercambiamos nada con otras tribus.
Nadie
trabaja para nadie con el fin de que su trabajo sirva para que tenga más cosas. Nos ayudamos mutuamente
cuando lo necesitamos. Cada uno puede
hacer con sus manos cuanto necesita para su vida.
ESTAMOS
SIEMPRE CONTENTOS CON LO QUE SOMOS Y CREAMOS.
Trabajamos
para los niños, los enfermos y los ancianos que no pueden hacerlo porque eso es lo que ha sucedido cuando éramos
niños, estábamos enfermos o seremos
ancianos.
+++++++++++
Hacia
muchas horas que habíamos permanecido en
aquel largo Consejo. El más tarde nosotros denominaríamos el Segundo Orador,
golpeó sus manos y dijo riendo:
•
¡Basta por hoy!
Todos
estamos cansados y sobre todo nuestros huéspedes. Todo lo que han visto y oído
es nuevo para ellos, como nos ocurriría a nosotros si viajásemos a su tribu.
A estas palabras todos comenzamos a incorporarnos. Enseguida trajeron
en hermosas bandejas trenzadas gran variedad de frutas y comimos alegremente de
ellas. Era la primera vez que comíamos públicamente con ellos y admiramos
inmediatamente su pulcritud. No arrojaban nada al piso sino que todo aquello
que era incomestible lo depositaban en pequeños canastillos. Casi todas las
frutas eran desconocidas en España y muchas también en mi actual tribu.
Nos fuimos dispersando partiendo en pequeños grupos. A través e las
conversaciones compredí con bastante claridad la causa por la que los olmecas
aun no me habían interrogado directamente sobre los españoles que iban llegando
a us costas. Esperaban la llegada de representantes de lejanas tribus: mayas,
mexicas, toltecas, mixtecas, zapotecas y otros nombres que para nosotros no
significaban nada.
Desde luego los olmecas no ignoraban que en ciertas ocasiones yo había
tenido contacto con algunos de los shamanes de esos pueblos. Suponían bien que
en aquellas doctas reuniones no habría sacado ninguna información sobre el modo
de vida de estos pueblos.
+++++++++++++
Sokino, Aebe y Nujena que nunca
habían conocido extranjeros de tribus lejanas antes de convivir ahora con los
olmecas, se sintieron especialmente nerviosos con el anuncio de la próxima
llegada de representantes de numerosas tribus lejanas. Muchas de esas
gentes aparecían en las narraciones de
hechos antiguos en nuestra tribu, como brutales enemigos y conquistadores
despiadados.
El caso de que los shamanes tuvieran reuniones amplias y secretas era
desconocido por el común de los miembros de la tribu, Si estaban mis compañeros
tensos con el anuncio no significaba que ellos sintieran miedo alguno sino que era una mezcla de expectación,
curiosidad y repugnancia ante la posibilidad, como se nos había advertidio de tener
que compartir con ellos techo y alimento.
+++++++++++++
Una nueva reunión en la pérgola del Consejo tuvo lugar al día
siguiente en la tarde. Habíamos conversado entre nosotros de la desazón frente
a los acontecimientos que se acercaban. Pineabe opinó que debíamos participar
de ellas con nuestros anfitriones ya que ellos nos aconsejarían con du
experiencia y sabiduría.
Esta opinan se realizó sin que la solicitásemos. Cuando l legamos al
lugar de las reuniones solamente nos esperaban varios de aquellos con quien
sentíamos mayor confianza. Yo, siendo el
más extrovertido de nuestro grupo tomé la iniciativa.
•
Mis hermanos yo frente al hecho que muy
pronto se irán reuniendo en este lugar delegaciones de tribus vecinas y lejanas
con las que tendremos que compartir familiarmente bajo un mismo techo, sien do
así que algunas de ellas podrían ser las enemigas tradicionales de nuestra
tribu. ¿ Nos sabremos comportar? Se
sabrán comportar?
A mis palabras, el Tercer Orador me miró con cara risueña y me
respondió´:
•
Hermano, en este lugar todos somos iguales porque esta para todos es
una tierra sagrada. Todos los que lleguen aquí se esforzarán por no tener
costumbres o pensamientos otros que cuando todos pertenecíamos nuestra raza
primigenia. Ciertamente, cuando partirán
volverán a sus propios modos de ser. Esto siempre se ha respetado
desde que nuestros antecesores llegaron
hace muchas generaciones. Llegar aquí es
como si volvieran a la sagrada Aztlan. Aquí no existen amigos, ni enemigos,
todos somos hermanos. Ni siquiera los orgullosos mexicas se han atrevido nunca
violar el pacto sagrado de nuestros orígenes comunes.
Hoy
hablará la Gran Madre, la más sabia entre nosotros y conoceréis secretos nuevos
++++++++++++
Mientras
un poco aparte sosteníamos la anterior conversación se estaban juntando
el resto del pueblo de los olmecas en mayor número que nunca ya que estaban
llegando desde lejanas aldeas. La noche había caído completamente. El cielo
tenía una increíble claridad y las extrañas constelaciones para mí de estos
lugares parecían más cerca que nunca. En la bóveda de las reuniones no ardía
fuego ni antorcha alguna. Sin embargo la claridad difusa que nos envolvía era
como reflejo de las lejanas constelaciones. Esta luz, suave y sutil permitía
captar todos los perfiles en forma neta y extraña.
Todos los
presentes conversábamos en forma espontanea con imperceptibles murmullos, como
si no deseásemos romper el embrujo en que nos encontrábamos envueltos. Poco a
poco esos mismos murmullos fueron cesando haciendo que nos sumergiésemos en un
silencio que parecía como sólido.
Entonces
resonó ‘suave y cristalinamente con unos acentos de extraña musicalidad y con
un ritmo que yo nunca había escuchado antes.
HACE MILES DE LUNAS
GENERACIONES SIN CUENTO
LLEGARON ANTEPASADOS NUESTROS
A ESTOS HERMOSOS LUGARES.
EN UN AMANECER LLEGARON
DIAMANTES CRISTALINOS
NAVES DE LAS ESTRELLAS
HABITENESTAS TIERRAS
LOS ELEGIDOS
LOS QUE SIN HABLAR PREDIQUEN
MOSTRANDO A GENERACIONES
AUN VENIDERAS EL CAMINO DE LA
UNIDAD PRIMERA
FUENTE DE RESPETO Y ALEGRIA
UNIDAD PRIMIGENIA
CON TODO LO QUE LES RODEA
UNICA VIDA VERDADERA.
BAJARON
DESCENDIERON INGRAVIDOS
EN EL VERDOR DE BOSQUES
SILENCIOSOS DE HUMANOS
RUMOROSOS
DE MIL BESTIAS.
TOKKIS BRONCINEOS
DESNDUOS DIOSES
DIOSAS ARMONIOSAS FLEXIBLES
PUMAS DORADOS LLENOS DE VIGOR Y VIDA.
JOVENES, ALEGRES VIEJOS
COHABITAN
SIN PRINCIPES NI JERARQUIAS.
EL SABIO SOLO ACONSEJA
NO CONOCEN LA GUERRA ASESINA
NO AMAN
LA LUCHA FRATERNA.
VIVEN
JUNTO AL AGUA CLARA
MIL VECES AL DIA
SE BAÑAN
CON SUS CUERPOS DESNUDOS
EL MUNDO ABRAZAN
FELICES
TODO EL TIEMPO
CANTAN Y BAILAN.
CRECEN Y SE MULTIPLICAN
LA ENFERMEDAD
NUNCA LES ATACA.
MUEREN CENTENARIOS
CUAL PAJAROS
QUE PLANEANDO
DULCEMENTE A LA TIERRA
BAJAN.
JOVENS Y VIEJOS
CREAN DULCE ARMONIA.
MUJERES SE UNEN
A SUS HOMBRES ALEGRES
SIN CONTRATOS Y LIBRS
ENGENDRAN HIJOS GOZANDO,
PASARON KATUNES INNUMERABLES
NACIERON GNERACIONES INCONTABLES
UN DIA DIJERON QUE AZTALAN
SEA LA PATRIA
QUE TODOS RECORDAREMOS
INCONTAMINADA-
LUGAR SAGRADO
PARA LAS TRIBUS INNUMERABLES
HABITEN ESTA TIERRA
LOS ELEGIDOS
QUE SIN HABLAR
PREDIQUEN.
La voz se
detuvo. El largo silencio que siguió me
permitió sumirme en amargas reflexiones.
¿Poesía?
¿Canto? ¿Saga? ¿Era acaso el último testamento de unos seres llegados del espacio? ¿Era el
evangelio traído por ellos a estas tierras?
Yo no era
teólogo y no podía pronunciarme.
¿Los
cristianos cuando lleguen a estos lugares sabrán reconocer este elevado
mensaje?
Sabía de
antemano que no lo harían imbuidos como estaban
en su orgullo español y católico.
Despreciarían
todo diciendo que eran cosas de paganos
o herejes. No prestaran atención ni respeto a la sabiduría de estos
pueblos antiguos.
Pienso
ahora que la Conquista será algo seguro y que estos pueblos serán conquistados uno a uno debido a la
terrible experiencia guerrera de los europeos.
Primero
llegarán los aventureras desde La Española, encuadrando la “carne de Cañón” de
los arruinados por sus deudas que vienen huyendo de sus acreedores o con la
esperanza del oro con el cual les pagarán. Les seguirán los funcionarios reales
en desgracia con el fin de hacer méritos
y alcanzar el perdón y una nueva influencia.
Entre el
clero no será mucho mejor. Los obispos y abades exultan enviando a países tan
lejanos a todos aquellos que les son fuente de problemas. Los mismos
clérigos felices porque nadie vigile sus
excesos y mala conducta.
Indudablemente
que entre tanta gente de baja ralea llegará alguna gente honorable que quedarán ahogados y esterilizados entre la multitud de
mediocres y buscavidas con los que lucharán desigualmente sin ningún porvenir
para esas gentes de bien.
Mi
convicción de que los españoles van a someter a todos estos pueblos se basa por
el hecho que durante siglos nos estamos ejercitando en continuas guerras contra
los moros y entre nosotros. Son soldados profesionales tozudas y desesperadas
que aquí saben perfectamente que su única posibilidades triunfar o morir,
porque no tienen donde refugiarse. El mar estará siempre detrás de ellos y el
temor de una vida miserable y de mendigos si vuelven a la Española. Estoy
seguro, por tanto, que los españoles van a ser unas despiadadas máquinas de
matar porque irán conociendo que estos pueblos de aquí carecen de toda unidad y
que su labor es irlos destruyendo uno a uno.
En cambio
estas tribus, estos pueblos no tienen el concepto de la guerra de exterminio.
Pienso que desde muy antiguo la causa de la guerra entre ellos se ha debido a
que cuando uno de los pueblos que habitan en un lugar crecen exageradamente y
ese lugar ya no es suficiente para llenar sus necesidades vitales, emigran
siempre hacía el sur. Si los territorios a los que llegan no están poblados, se
asientan allí sin problemas. Si hay otra tribu que los ocupa son rechazados o
bien ellos triunfan y la otra tribu
vuelve a peregrinar hacía el su en busca de nuevos lugares en que asentarse.
Esa lucha no significa que unos ni otros traten de exterminarse. Los
rechazados, vencidos, se retiran sin ser perseguidos. No hay exterminio del
enemigo. No hay venganza, por tanto no es
necesario reducir a los vencidos
a la muerte o esclavitud..
++++++++++++
Todas
estas reflexiones mías me han dejado muy deprimido, porque me parece que no
puedo comunicárselas, ni siquiera a los olmecas, mucho menos a los de mi propia
tribu.
Indudablemente
que si quisiera explicar lo mismo a los
representantes de pueblos que no pueden sino tener sospechas de mí, lo único
que pensarían es que trato de engañarles o asustarles.
En estas
cosas que están sucediendo es cuando comprendo cuan profundo es el abismo que
separa la mentalidad de las gentes de estas tierras en multitud de aspectos con
las de Europa.
Voy a
tratar de profundizar en la saga que
recientemente se nos ha recitado. Es bien misteriosa e igualmente alejada de mi mentalidad y
concepciones.
Pensando
en lo anterior, como adivinando mi pensamiento el Primer Orador habló:
•
Habéis escuchado con vuestros corazones,
hermanos de las lejanas montañas, sobre todo tú Apoena que llegaste de tan
lejos y que ahora eres ya uno de ellos. El canto expresa lo que son nuestras
raíces comunes y verdaderas.
En el
silencio que se siguió me atreví a
responder humildemente:
•
No deseo ofenderos, pero yo no he
comprendido casi nada. Se habla de tradiciones muy antiguas, quizá ya conocidas
entre vosotros, pero que yo nunca antes he escuchado ni en mi antigua tribu ni
la que me ha adoptado.
•
Comprendemos. Las palabras no bastan
cuando no existe una tradición enseñada de padres a hijos. Por tanto os
contaremos lo que nosotros escuchamos de nuestros padres y abuelos. Algo contado
en una cadena que no se puede calcular.
•
Lo que
dice el canto responde a momentos solamente contados de padres a hijos
interminablemente. Sabemos algo de su significado e ignoramos aún mucho más de
lo que oculta. El Anciano va a hablar. Escuchad con atención:
·
Hace ya incontables generaciones que
llegaron a estas tierras nuestros antepasados.
Venían de
una patria muy lejana, de allá arriba, de las estrellas, dicen.
En estos
lugares no existían seres humanos ni los animales que hay ahora.
Ellos
trajeron todo y lo plantaron y cultivaron.
A esos
antepasados se les llama los Tokki o los Tikki.
Eran
hermosos, fuertes e incansables.
Se dice
que no solamente poseían la VIDA, sino también una bebida que les proporcionaba
alimento, vigor y belleza que se llamaba “soma”.
Esa bebida
se perdió y por ello, nosotros sus descendientes directos no somos tan fuertes
y bellos como ellos.
El deseo
de nuestro pueblo ha sido siempre asemejarse a esos Antiguos.
No ocurrió
lo mismo con otras diferentes tribus que se fueron degenerando lentamente al
poner sus intereses en las cosas creadas por sus manos y cuando aceptaron
someterse a otros seres humanos que eran
iguales a ellos mismos.
Para
nosotros todo aquello que nos rodea no
tiene otro fin sino para fomentar la VIDA no para que la VIDA SIRVA PARA OBTENER OTRAS COSAS.
Nuestro deber
es ser como antorchas silenciosas que estén recordando a las otras tribus con
nuestro modo de vida
AQUELLO
QUE SOLAMENTE ES LO IMPORTANTE.
La armonía
con todo cuanto nos rodea nos hace
flexibles y fluidos. Armonía ente jóvenes y viejos, porque los viejos no
oprimen a los jóvenes, ni estos desprecian a los viejos.
Nuestra unidad primaria hace que no tengamos jefes,
ni príncipes, tampoco shamanes que conserven la sabiduría porque esta se
conserva en cada uno de nosotros.
No
aceptamos la guerra, ni luchamos. Vivimos dentro de un círculo
sagrado que nadie se atreve a profanar.
Alrededor
nuestro se han levantado ciudades y conjunto de ciudades que luchan
incesantemente entre sí.
Los Mexica
crearon la Triple Alianza que será el
principio de su destrucción cuando según las profecías lleguen los extranjeros
del otro lado de la Gran Agua.
Muchos
intentaron someternos. Golpearon el aire
y hemos contemplado como las orgullosas ciudades de piedra y sus habitantes
desaparecieron.
Amamos
vivir cerca del agua y que esta rodee nuestras viviendas porque se asemeja a la
fuente de vida que poseyeron nuestros antepasados.
Sabemos
tejer y conocemos muchas otras
artesanías, algunas que son conocidas por diversas tribussss y otras que se
piensan olvidadas. Unas no las consideramos necesarias, las otras pueden ser
para nosotros un juego. Que nos sirven para conservar la destreza de nuestras
manos.
No
dependemos de la obra de nuestras manos para vivir, menos aun las consideramos
útiles para el intercambio Solamente son útiles por el gusto que tenemoslos
seres humanos de jugar.
NO SOMOS
DIOSES, AUNQUE ALGUNOS NOS CONSIDERENCOMO TALES.
Creemos
que la enfermedad y los accidentes se deben a descuidos , torpezas de como
tratamos nuestros cuerpos. Son cosas que se pueden evitar si se pone
inteligencia en ello.
La vida no
se prolonga, sino que se acorta por nuestra imprudencia.
El Cielo
nos ha dado el fin normal de nuestros
días.
Así
tratamos de realizar una semejanza de como nuestros antepasados vivía en la
celestial ciudad de Aztlan lejos del
dolor y de la muerte.
+++++++++++
El primer
Orador calló. Se incorporó de su asiento y con ello dio por terminada la
reunión Sin embargo, antes de retirarnos se nos anunció que desde el día
siguiente empezarían a llegar los embajadores de los diversos pueblos.
++++++++++
Quedé
profundamente conmovido con las revelaciones que los olmecas nos habían hecho
Posiblemente
en otra ocasión anterior de mi vida no habría comprendido nada de lo que ellos
nos revelaron y menos lo habría aceptado. Todo ello me era más fácil de aceptar después de los
años pasados en mi tribu de adopción.
Después del momento de mi naufragio, en
los años transcurridos he aprendido multitud de cosas que para mía antes eran
impensables, pero también he tenido que desaprender otras que yo juzgaba muy importantes en mi vida
anterior y que descubrí su inanidad o
bien en estos lugares son innecesarias y, a veces , peligrosas. Esta
experiencia me hacía comprender mejor todo lo que los olmecas trataban de
inculcarnos
Lo que ellos
decían eran formas de vida simple y sabia en conformidad con la naturaleza
humana y el mundo que nos rodea respetando todo lo creado.
En nuestra
tribu se vivía en forma muy cercana a lo que describían los olmecas sobre todo
por influencia de nuestros shamanes.
Eso estaba
muy lejano, según me confidenciaron algunos de mis amigos olmecas de la forma
de proceder de los sacerdotes dominantes en las “ciudades de piedra”. Ellos
habían sido los herederos de sabios shamanes, pero al crearse como un tipo de gentes dominantes en sus
pueblos, empezaron a dictar normas de vida para todos conformes a sus propios
intereses, o lod de príncipes y jefes. Crearon infinidad de dioses que usaban para escudarse detrás de ellos predicando que sus intereses eran mandato de
otros poderosos seres que solamente ellos, los sacerdotes, tenían
comunicación directa.
Aquellas
reflexiones de los olmecas para mí eran bastante claras pensando en los
sacerdotes, teólogos, obispos e inquisidores católicos que habiendo abandonado
los sencillos preceptos evangélicos no hacían sino crear leyes preceptos y
horribles castigos para aquellos que no
querían cumplir sus exigencias.
Mientras ellos no hacían sino aumentar
su poder y riquezas con el pretexto que era para dedicárselo a Dios.
En la
oscuridad profunda nos dirigimos a nuestros alojamientos. Sin embargo, yo con
mi talante español deseaba conversar aquella misma noche con los parentemente
impasibles compañeros. No importaba que el alba nos encontrase conversando
pausadamente según su manera de tratar estos asuntos. Lo que más me acongojaba
era esos contactos que ya desde el día
siguiente íbamos a tener con aquellos extranjeros que tradicionalmente habían
sido los enemigos acérrimos de nuestra tribu
+++++++++
Llegados a
la maloca, reavivamos el fuego del
hogar. Nujena y Sokino que se habían hecho muy diestros prepararon una gran
vasija de esa exquisita bebida que conocimos después de nuestra llegada aquí y
que se llama chocolalt Todos nos hemos aficionado a ella porque es muy reconfortante
y agradable en estas heladas noches.
Durante
los preparativos de ellos me he sumido de nuevo en mis cavilacione respecto a
todo lo que escuchamos momentos antes.
Sobre todo
me intriga lo que dijeron de eos
misteriosos seres humanos llegados desde las estrellas. Me pregunto que si
acaso de alguna manera, tendrán relacionescon todos esos misteriosos seres de
los que la misma biblia nos habla. A ñlos que a carga cerrada se denomina como
ángeles, palabra que no tiene otro significado que “enviado” o “mensajero”. En
ese caso los olmecas descenderían de ellos y no se trataría de espíritus como
afirman los teólogos católicos.
Pineabe ha
venido a sentarse a mi lado rompiendo el hilo de mis meditaciones. Sentada en
una estera de bejuco con las piernas admirablemente cruzadas y la espalda bien
derecha su cuerpo perfecto parece una admirable escultura. Se parece a las
imágenes que aparecían con frecuencia en los maravillosos tapices que los
mercaderes traían de la lejana China. Siempre me fascina cuando la veo así
sentada al reverbero de las llamas.
·
Sin duda, Apoena, estás pensando en todo
lo que hemos oído. ¿No es lo mismo que nos enseñaba el viejo chaman?
·
¿Es eso lo que enseñan los chamanes en
sus reuniones? Preguntó Sokino. Yo creía que ellos solamente enseñaban a luchar, conocer las plantas, los secretos
de ellas y de las enfermedades. Se dice que ellos hablan con los antepasados.
Aebe y
Sokino a pesar de ser importantes y distinguidos capitanes no habían recibido
iniciación chamanica alguna. Tampoco Nujena, a pesar de habernos acompañado a
ciertas reuniones.
Pineabe y yo mismo éramos unos casos diferentes y
siempre supuse con la preferencia del viejo chamán hacía nosotros había
producido una cierta molestia a
guerreros ilustres que debieron sentirse preteridos en sus aspiraciones de
conocimientos que les darían mayor relevancia entre los demás.
·
Pineabe tiene razón el chaman enseñaba
eso a todos nosotros, pero no en las
reuniones sino en la forma en que aconsejaba a la tribu. Nosotros vivimos en
conformidad con esas reglas del cielo porque todos sabemos que ese es el
camino..
Quiero
que hablemos algo sobre la llegada
mañana de los representantes de esas tribus procedentes de las ciudades de
piedra.
Ellos son
muy diferentes de nosotros en todos los aspectos, aparte de haber sido siempre
nuestros enemigos tradicionales. El viejo chaman me contaba que cuando él era
joven esos guerreros invadían con
frecuencia los territorios de caza de nuestra tribu y de las cercanas y
atacaban para llevarse prisioneros la
mayor cantidad posible de guerreros. Esos guerreros eran sacrificados a sus
dioses en sus lejanas tareas o les obligaban a trabajar para ellos. Solamente
en los últimos años no nos han molestado, bien porque están más débiles o
porque nuestra tribu emigró más al sur y
a las montañas.
Son tan
diferente de nosotros que ellos van
siempre “vestidos”. Les trate de explicar el significado de esta práctica y la
repugnancia de esas gentes hacía nosotros por no usar lo mismo que ellos.
Mis
compañeros se sentían muy desorientados y
más aun que otros seres humanos nos considerasen como animales por no
usar vestido.
Son como
pieles que se pueden quitar y poner, explicaba Pineabe. Algo así como el
“maxlalt” que usan a veces los olmecas pero que cubren todo su cuerpo sobre
todo las mujeres.
·
¿Son adornos? Preguntó Aebe.
·
Si, dije indeciso. Adornos muy
importantes para ellos y que no pueden dejar de usar. En su tribu les obligan a
usarlos. No es como aquí los olmecas que usan su maxlalt cuando quieren. Ellos lo tiene que usar
siempre, porque dicen que es lo que les distingue de los animales. Algo así
ocurría en mi tribu donde nací.
·
Tú no llevabas nada cuando te encontramos
en la playa. Estabas como nosotros.
·
Cierto, el mar me los quitó. Cuando caí
del barco aun los tenía. Ahora que he aprendido a no tenerlos que usar me siento feliz.
Que les dijese a mis compañeros que el no uso de lo que les había descrito como vestido
significaba que nos considerasen como animales les irritó bastante. Estaban
dominados por el asombro y la cólera. La misma Pineabe se endureció mucho. Temía haber ido demasiado
lejos aunque les estuviese diciendo la verdad.
No era solamente por el encuentro con
gentes llenas de prejuicios sino pensando en los españoles con los que
pronto o tarde nos encontraríamos.
Íbamos a ser despreciados ahora por
gentes de nuestra región y más terriblemente
por los españoles y su estrecha mentalidad. Para ellos seríamos personas que jamás nos habíamos separado de la naturaleza,
por lo tanto inferiores y despreciables a los que había que “domesticar” como
animales que éramos. La civilización significa la mayor parte de las veces la
sujeción al consumo de los superfluo e inútil.
·
Los olmecas no nos desprecian ¿por qué lo
harán otras tribus? Preguntó Pineabe
·
Los olmecas, respondí yo, son un pueblo
de sabios. Si usan cosas innecesarias,
lo hacen por adorno, no por necesidad o porque se les obligue. Son cosas para
ellos comolos juguetes que usan los niños.
En cambio
la mayoría de las gentes que irán llegando están orgullosas de sos juguetes y creen que ellos les hacen
poderosos y capaces de dominarnos a
nosotros que no los tenemos ni los deseamos.
·
Nada de lo que dices ocurrió en la
reunión de los chamanes en la que hace
muchas lunas estuvimos, aunque también llegaron
representantes de esas gentes. Dijo Pineabe con dureza y desconfianza.
·
Era un reunión de sabios. La de ahora
será de guerreros y políticos. Y mercaderes.
·
¿Cómo sabes lo que va a ocurrir? Dijo
Sokino molesto.
·
Porque me he dado cuenta por lo que nos han contado los olmecas que
las gentes de las ciudades de piedra se parecen mucho a las gentes de las ciudades de mi antiguo país.
·
Si todo
es como dices, dijo Nujena, no podremos sufrir su insultante conducta.
·
Por eso he querido que conversemos ahora
de ello. Tenéis que comprender que ellos no nos desearán insultar. Solamente
son así. He aprendido entre vosotros que un sabio observa indiferente y sin
mover un músculo de su cara y luego medita
en su corazón.
Hay algo
más importante. Ellos no tienen mujeres guerreras como entre nosotros. Quizá lo
han escuchado como leyenda. Por tanto para que inmediatamente comprendan la
diferencia debéis llevar siempre vuestras armas.
·
Aquí nadie lleva armas, dijo Pineabe.
¿Llevarlas será una ofensa para los olmecas?
·
Pineabe tiene razón. Debemos hablar con ellos este asunto.
Me inquietaba mucho la situación desacostumbrada para mis compañeros
que iba a tener lugar unas horas más tarde. Impensadamente vino en mi ayuda
Nujena.
·
Te comprendo, Apoena. Agradecemos tus palabras.
Seguiremos tu opinión. No temas que cometamos imprudencias. Será difícil la
convivencia con esos extranjeros, pero podemos aprender de ellos para cuando lo
necesitemos. Honraremos la hospitalidad de los olmecas.
·
Y….?si ellos no la honran? Dije dudoso.
·
Apoena, dijo sonriendo por primera vez
Pineabe en todo aquel tiempo, ¡siempre imagnas lo que hará la caza antes que aparezca! Primero hay que ver la
presa y luego disparar la flecha. Los olmecas nos acaba de decir que ellos
nunca han sido dominadospor las tribus porque ellos no luchan.
Sonreí con
cierta vergüenza. Como siempre ella me conocía bien. Yo viejo soldado no podía
comprender algo que parecía tan
contradictorio con lo que se me había enseñado siempre. ¿Pineabe estaba más
cerca que yo para comprenderlo a pesar
de haber sido siempre entrenada como guerrera?
Me
gustaría conocer el secreto de los olmecas, aunque me pareciese imposible de
poner en práctica. Si lo que ellos habían expresado era posible también para
nosotros me liberaría particularmente a mí de tener que enfrentarme con mis
hermanos de nacimiento los españoles.
·
Tendríamos que huir
siempre hacía el sur, reflexionó Nujena, asi como lo hicieron nuestros abuelos. Eso ocurre siempre con las
tribus más débiles cuando son atacadas.
No es nuestro caso. Somos una tribu numerosa y
fuerte. Nunca abandonaremos nuestro territorio de caza y recolección. Si ya
hace mucho que las tribus cercanas no nos atacan es porque saben que somos
fuertes y nuestros guerreros feroces,-
·
Cierto, dije yo, pero los olmecas no han
sido sometidos nunca ni han tenido que huir hacia el sur. Dijeron muy
claramente que no luchaban ni huían. Eso es lo que no comprendo. Además está
claro que las tribus de las ciudades de piedra son mucho más numerososas y
fuertes que las que nos rodena a nosotros.
·
Nos debemos apresurar, dijo Pineabe, a
pedir a los olmecas que nos intruyan en sus artes de guerra. Ellos nos acaban
de decir que vivimos “solo en parte” las tradiciones que trajeron los hombres que llegaron de las estrellas y que
las practicamos sin conocerlas bien y sólo por costumbre. Eso quiere decir que
hemos olvidado muchas cosas y que no hemos tratado de perfeccionarlas como lo
han hecho los olmecas.. Hemos copiado durante generaciones lo que los antiguos
creían y hacían, pero sin añadir nada de nuestra experiencia como si lo que
ellos hacían en su tiempo fuera siempre lo mejor para nosotros. Ahora debemos tratar de aprender lo que nos salve
de alguna manera de esos extranjeros que
dicen están llegando.
Absorbidos en nuestra meditación colectiva no escuchamos en el
chirriar de las piedras que rodeaban nuestra maloca que se acercaban
visitantes. Llegaban el tercer Orador y su compañera. Me sorprendió aquella
rara visita inhabitual en medio de la
noche. Algo grave y urgente les había trídso en aquellos momentos. Con sus
ceremoniales inclinaciones nos saludaron y tomaron asiento entre nosotros. La
costumbre era permanecer aparentemente impávidos y no hacer preguntas
tales como en un a reunión en España que habría lanzado inmediatamente una serial de interrogaciones.
Enseguida la compañera del Orador tomó la palabra:
·
Hemos venido porque estábamos seguros que
estrían conversando y trtando de comprender lo que han escuchado en la reunión
del consejo. Entre nosotros ocurre algo parecido y para vosotros aun tiene que
ser más nuevo. Estamos en el comienzo de
dificultades grandes mayores de las que se han dado antes de ahora.
Cuando Nujena ofreció a
nuestros visitantes un pocillo de chocolalt, sentía un poco de vergüenza
consciente de nuestra torpeza en elaborarlo.
·
Sí, dije yo, Hemos estado conversando
sobre lo que escuchamos y necesitamos
conocer muchas cosas que no entendemos.
·
A eso vinimos ambos. Es normal que estéis
confuso conociendo tantas cosas ajenas a vuestro modo de vida y a las
tradiciones que se os han comunicado por vuestros mayores.
Ante todo
os debemos explicar algo. Entre nosotros no existen las mujeres-madre como en
vuestras tribus.
Beu, sin
embargo, mi compañera es igualmente una amazona y todas las otrs mujeres lo son
igualmente entre nosotros
Nosotros
los olmecas como era entre los humanos
que vinieron de las estrellas la diferencia entre un macho y una hembra
consistía únicamente que las hembras paren los hijos y los alimentan con su
leche.
Entre los
hombres de las ciudades de piedra que olvidaron esto no existen sino
mujeres-madre. Esta diferencia crea una desigualdad entre los diferentes seres
y es la fuente de rencillas, luchas y discordias. Las tribus se vuelven
“pesadas” al especializarse sus componentes en tareas diferentes y exclusivas y
dependen demasiado unos de otros.
·
¿por qué las tribus abandonaron las tradiciones de los hombres de
las estrellas? Preguntó con brutalidad Aebe.
·
Es difícil de explicarlo.. Cuando las
mujeres se hicieron diferentes de los hombres y se dedicaron únicamente a hacr
felices a los varones y parir hijos se quedaron inválidas. Los hombres las
tenían que proteger, guardarlas de otros varones. Latribu perdió su
movilidaddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddd y
se tuvieron que radicar en lugares determinados en forma permanente. Es el
comienzo más pronto o tarde de la creación de las ciudades de piedra. En ellas
los clanes ya no son los descendientes de un hombre , sino los que obedecen, se
someten a un hombre.
Igualmente
cuando las gentes se reúnen en un poblado acaban dándose cuenta que las plantas
que antes recogían, las pueden colocar en un solo lugar para que las mujeres
las cuiden y multipliquen. Así se olvida la forma de vivir de los “primeros”.
La lucha por los territorios de caza y
recolección ha sido siempre el comienzo de nuestras luchas fratricidas. Para
las gentes de las ciudades han sido el
comienzo de la esclavitud cuando se dieron cuenta que los prisioneros que tomasen podían ser utilizados para
esas grandes construcciones a las que ellos se han aficionado tanto y más
tarde a los trabajos que como sucede en las tribus se hacen con la colaboración
voluntaria de todos.
Todos mis compañeros miraban a
los olmecas con ojos desorbitados mientras nos explicaban estas cosas qque para
mí eran lógicas y sencillas.
Les era difícil de comprender que en otros pueblos existiesen jefes
absolutos que podían, incluso, disponer de la vida o muerte de las personas a
su arbitrio.. Para ellos esto era una aberración inconcebible. En nuestra tribu
la jefatura no existía y solamente se
creaba momentáneamente para la caza y la guerra. Terminadas estas situaciones
de emergencia el jefe volvía a ser un guerrero común, guardando cierto
prestigio por sus éxitos o bien
desprestigio por sus errores. Tampoco en la guerra se tomaban prisioneros. La
lucha estaba destinada aque los enemigos huyesen y no volviesen más. No era una
lucha de exterminio en sí misma. Esto
tenía la ventaja de no generar
posteriores acciones de venganza. Raramente los vencidos se reagrupaban
e intentaban un nuevo ataque.
La recolección yla caza estaban destinadas a un consumoinmediato. No
generaban excedentes. Lo que cada uno fabricaba
con sus manos era para el suo propio o familiar. En escasa ocasiones se
regalaba algo de lo fabricado o se intercambiaban objetos, utensilios o armas.
Yo había explicado multitud de veces a Pineabe en nuestra vida común
muchas de estas cosas que ahora trataban de inculcarnos los olmecas. Siempre
después de múltiples explicaciones ella no me comprendía porque todo ello estaba muy alejado de lo que ella y
todos nosotros vivíamos en la tribu. Esto mismo
motivó la reacción de Sokino.
·
No te entiendo. Todo lo que nos explicas
no tiene relación con nuestra vida.
·
No Importa, dijo pacientemente el Orador.
L que no entiendes ahora puede serte de utilidad más tarde. Basta que sepan que
muchos otros pueblos tomaron el camino equivocado de la Vida y cuando esto
ocurre se va a donde no se habría querido llegar nunca.
Si vivieseis entre las gentes de esos pueblos os
daríais cuenta lo triste y apesadumbrada que resulta su vida porque ellos
mismos llegan a ser esclavos de aquellos que se hacen sus Jefes, sus chamanes y
todos esos dioses que les imponen. En los pocos días que conviviréis con
algunos de ellos muy pronto os daréis
cuenta que parecen personas como aquellos que nacen sin mente.
¿Tú nos comprendes Apoena?
·
Si, Asentí tristemente. En mi lejano país
era parecido y peor. Yo conviviendo con
mis nuevos hrmanos tuve que “aprender” a “desaprender”. Eso me ha
costado mucho esfuerzo y sufrimiento. Me sucedió como ahora les ocurre a ellos.
Casi todo lo que se me había enseñado como lo mejor descubría que aquí no servía
para nada, que eran solamente convenciones
puestas por las gentes que nos dominaban. Ahora estoy muy orgulloso de
mi nueva vida y de que mis nuevos hermanos me hayan aceptado..
·
¿Aunque lleguen donde vosotros las gentes de
tu antigua tribu tus hermanos de nacimiento?
·
Aunque lleguen. Si ellos nos atacan no
dudaré de luchar contra ellos. He aceptado ser un “renegado”.
+++++++++++
X LA
ASAMBLEA DE LAS TRIBUS
Al siguiente día, fuimos invitados por algunos de los olmecas a una
larga caceria. Cuando volvimos dos días más tarde habían llegado las
delegaciones de todos los pueblos y tribus convocads por los olmecas.
Cuando nos informaron de ellos los
primeros vigías creímos que íbamos a encontrar a nuestra llegada una bullente
ycolorida multitud. Sin embargo, el poblado estaba tan aparentemente calmo como
cuando lo dejamos. Tardaríamos en conocer la razón de ello.
No todas las tribus y naciones convocadas habían enviado nutridas delegaciones. Solamente eran
importantes las de los mexicas, teznapotecas y acohuas. De todas maneras los recién llegados eran muchos y los olmecas
tomaron una serie de disposiciones hábiles y astutas para minimizar todo tipo
de problemas que se pudieran suscitar.
Pidieron que todos acampasen un tanto alejados de nuestro poblado. Cada tribu
elegiría solamente a dos representantes para que tuvieran voz y voto en la
Asamblea y que habitarían en nuestro
poblado durante ella.
Todo aquel que quisiera entrar en el poblado olmeca igualmente que sus representantes no
debería llevar vestido alguno, ni armas
o adornos. Todo ello tenía diversas finalidades y sobre todo que los orgullosos
pueblos de las ciudades por su
identificación hiciesen gala de su
poderío tradicional o que otros pueblos los identificasen inmediatamente como
sus enemigos.
Se nos advirtió a todos que las reuniones comenzarían alamnecer, se
detendrían en las horas de mayor calor para continuar en la tarde.
++++++++++++
Los olmecas, a pesar de haber sido los convocantes se atuvieron a las
normas y solamente fueron representados por el Tercer Orador y su compañera.
Para nosotros hicieron una excepción
decidieron que asistiésemos los cinco. Estoy convencido que lo hicieron
para mi seguridad.
En la Asamblea no había mujeres
excepto las dos amazonas y la olmeca. Cuando digo en la Asamblea me refiero a
dentro de la bóveda y participando de la discusión, Fuera de la bóveda como
auditorio se encontraba la totalidad de los olmecas.
El tercer Orador dirigió la reunión.
Después de una breve plegaria al sol, divinidad reconocida por toso
los presentes como la fuente de la vida, el olmeca habló más o menos así:
·
Hermanos de todos es sabido que durante
innumerables lunas, aquí y allí, siempre en diferentes lugares han sido
avistadas grandes canoas tripuladas por
gentes de piel muy blanca, peludas y muy diferentes de todos nosotros.
Se han
visto de lejos al principio. Luego han
descendido de sus naves y llegaron a
poblados. Su lengua nadie la entiende.
Se esfuerzan en intercambiar extraños
objetos siempre por adornos que las gentes de algunas tribus usan como
distintivo.
Si las
tribus muestran la desconfianza natural y no les reciben amigablemente usan sus
armas contra ellos especialmente una que lanza rayos y truenos pequeños y que
mata a distancia. Ellos usan sobre su cuerpo vestidos duros como los de los
mexicas a los queno penetran nuestras armas.Encambio lasarmas de ellos son muy
cortantes de tal modo que cercenan nuestro cuerpo desnudo con facilidad,
incluso el más protegido de los guerreros náhuatles
Cuando se
van suelen aparecer repentinamente en lugares muy lejanos. Nadie, aun, conoce sus
verdaderas intenciones, pero suponemos que desean, cuando sean lo
suficientemente numerosos, apoderarse de
nuestros terrenos de caza y recolección
Se nos ha
dicho que algunas de las tribus creen que pueden se los descendientes de los
diose que después de vivir un tiempo con
nosotros, partieron hacía el Oeste diciendo a su partida que llegaría el
momento en que volverían.
Entre
nosotros todos hemos escuchado hablar
del benigno Quetzaltcoal y entre los
lejanos incas de los venerables Viracocha y Tonapa. Otros pueblos hablan
también de dioses que un tiempo vivieron con sus antepasados y que partieron
prometiéndoles que volverían a visitarles
Nosotros
los Olmecas que se trató de extranjeros que llegaron desde lejanas tierras que
se encuentran al otro lado de la Gran Agua Esos llamados dioses, erían
exploradores que trataron de preparar la
expedición de las gentes de esas lejanas
tieras para apoderarse de
nuestros territorios de pesca, caza y recolección..
Lo que la mayoría de vosotros ignoráis es
que un hombre de esas lejanas
tribus vive entre nosotros y está aquí
mismo. Hace muchas lunas el mar lo
arrojó en nuestras costas muy al sur de donde estamos. Una lejana tribu de los
tupies le hizo uno de los suyos y el
nació de nuevo como tupi. Nosotros los olmecas habiendo tenido conocimiento de
ello enviamos una embajada a ese lejano
lugar y pedimos que él, que ahora es un ilustre guerrero, viniese a nuestra
Asamblea de todos los pueblos. La tribu aceptó nuestra petición y le ha enviado
acompañado de dos grandes guerreros y dos mujeres guerreras orgullo de esas
tribus, cuya existencia solamente la mayor parte conoce por las leyendas.
Luego dirigiéndose a mí:
·
Apoena
ponte en pie para que todos te conozcan.
Al enderezarme cundió un fuerte murmullo, algo poco común entre estas
gentes y sentí, sin mirar que todos los ojos se centraban en mí. Permanecí con
los ojos bajos sintiendo sobre mí la
desconfianza, y hostilidad de csi todos de los asistentes. El Orador continuó:
·
Apoena os referirá cuales piensa que son
los designios de las gentes de su lejana tierra y si ellos son humanos o
dioses. Creedle porque eel ha demostrado ya que no es un extranjero, ni un
espia sino uno más de nosotros dispuesto a lluchar como uno más contra los
invasores.
++++++++++++
Me volvía a sentar en mi lugar. Los cuchicheos continuaban en diversas
lenguas sobre las que sobresalían los duros terminos de la lengua náhuatl que
yo no comprendía pero que me era fácil
de identificar. Además aunque los hubiese entendido en el estad od e confusión
en que me encontraba no me habría ayudado nada
El Orador dejó largamente que los presentes digiriesen todo lo que les había dicho.
Mientras tanto hablaba con aquel que
pronto sabría que era la persona más poderosa de toda quella reunión, el
embajador de los mexica. Cuando ambos, supongo, consideraron que los
comentarios estaban momentáneamente agotados, el hombre representante de la
lejana y poderosa Technochtitlan, el Centro del Mundo, empezó a decir:
·
Ahora estamos ya dispuestos a escuchar al
hermano que llegó de lejanas tierras.
En algún otro lugar según mis enseñanzas antiguas me tendría que haber
incorporado y para dirigirme al centro del
anfiteatro y enfrentar al auditorio.. No es la costumbre de estas
tierras y aquí tampoco lo era. Bastaba con quedar sentado y hablar lo más claramente posible. Además iba a
necesitar bastante ayuda de mis
compañeros ya que mi interlingua era muy deficiente. Aquella admirable bóveda
hecha por los olmecas bajo la que estábamos sentados tenía la propiedad de tener
una increíble resonancia que se repartía en forma uniforme, de tal manera que
el que hablaba, si lo hacía en forma pareja y clara se escuchaba como si se
encontrase frente a uno. Lel Orador me animó a hablar:
·
No sé, dije sin levantar los ojos del espacio
delante de mis piernas cruzadas, venerables hermanos, como ordenar mis palabras
de manera que sean claras para todos..
·
Entonces, intervino la mujer olmeca en mi
ayuda, para ayudarte yo te haré preguntas
Algo que
se preguntan casi todos de los presentes y han comentado como así que las
gentes que llegan tienen el cuerpo tan
pálido y y son tan peludos, tu cuerpo es casi como el nuestro.
También
desean sabe como llegaste a nuestras tierras y el designio que te trajo.
Necesitamos que disipes muchas dudas de nuestro corazón.
·
Lo intentaré hacer. Escuchen, hermanos
con atención.
No os
extrañéis que ahora tenga mi cuerpo semejante al vuestro. Cuando me arrojó el
mar a estas tierras mi cuerpo era semejante al de las gentes que algunos de vosotoros podéis haber visto de lejos. Esos hombres desde que nacen
llevan siempre su cuerpo cubierto con pieles postizas que nunca se sacan.
Sabéis que en algunas de nuestras
tribus se encierra durante mucho tiempo a los jóvenes antes de su iniciación y
sus cuerpos se vuelven bblancos.
He llegado
a etas tierras hace muchísimas manos de
lunas y en mi tribu no se usa
cubrimiento alguno ni siquiera el maxlat. He vivido expuesto a los
terribles soles, lluvias y vientos. Mi cuerpo se fue haciendo como el vuestro.
Además el sabio shaman que fue como mi padre decía que los hombres con pelo en
su cuerpo recuerdan a los animales y sabiamente cons sus artes me lo extirpó.
De la verdad de lo que cuento pueden dar testimonio los compañeros de mi tribu que me acompañan.
La amzona Pineabe que fue una de las
primeras que me encontró alcanzó a ver a
dos de mis compañeros que también arrojó el mar
que eran como yomismo entonces
Ahora
trataré de deciros cómo y por qué llegué a estas tierras. Al otro lado de la
Gran Agua que es tan inmensa que desde el lugar donde nací hasta aquí, con
suerte, pasan dos lunas o tres las
gentes como algunos de vosotros viven en
inmensas ciudades de piedra y son tan numeroso como las hormigas. Allí ya los
territorios de caza y pesca son muy escasos, lo que hace que esas gentes luchen frecuentemente entre sí.
Un
día un navegante extranjero llegó a
nuestras tribus diciendo que existían
otras tierras al otro lado del la Gran Agua
que rebosaba de animales, plantas para comer y sobre todo esas piedras hermosas que las
gentes de mi antigua tribu estiman y
desean tanto. Los grandes caciques convencidos
por sus palabras hicieron
fabricar esas grandes canoas que algunos han visto a la distancia y las gentes
se animaron a hacer ese viaje de muchas lunas y llegaron a islas cercanas de
esta otra inmensa isla. Ahora esas islas pequeñas están llenas de las gentes de
mi antigua tribu los hombrs pálidos y peludos. Las gentes que vivían en esas
islas hablaron de vosotros y ellos
empezaron a desear vuestras tierras. Enviaron la noticia a las tribus
lejanas y por eso están llegando cada vez con más frecuencia hasta nuestras playas.
Yo haya
lejos cuando supe de vuestra existencia y manera de vivir tan diferente de la
que yo llevaba quise venir a conoceros. Yo tenía mi propio territorio de caza y
recolección, no necesitaba viajar paraarrebataros vuestras tierras sino con el
deseo de aprender de vosotros. Ni siquiera pensé nunca llegar a las islas que
hace tantas lunas habitan las gentes de mi país. Cuando ya estábamos cerca de
esta inmensa isla un terrible huracán
destruyó la gran canoa en que yovenía con muchos otros hombres. Todos
murieron menos yo que me desperté en una inmensa playa. Las gentes de mi
verdadera tribu me recogieron y me
salvaron. Curaron mis heridas y finalmente me adoptaron como uno de ellos.
Ahora soy un guerrero tupi y tengo numerosos hijos tupis.
++++++++++++
Así dí por terminado mi relato esperando que hubiera sido convincente
para quienes me escuchaban sin duda con mucha desconfianza. Pensé que mi
descripción había sido pobre y poco creíble. Me resultaba imposible explicarles de forma más clara que
venía huyendo de una vida semi cortesana que había terminado por hacérseme
odiosa. Cierto que lo que les dije, aunque nunca hubiese soñado llegar a
ser ni siquiera semejante a ellos en su
modo de vida.
Estaba perfectamente consciente ya en ese momento que eran dos mundos los que se estaban
enfrentando, no solamente diferentes por su modo de vivir y costumbres sino
por una forma de concebir el mundo que carecía
de puntos en común y que serían irreductibles en cuanto llegasen a una relación
más estrecha.
¿Cómo explicarles la insaciable codicia de las gentes que llegaban por
metales y piedras que ellos o no conocían o no estimaba? El valor desorbitado
de los condimentos tales como la pimienta, la nuez moscada por las cuales
multitud de hombres habían arriesgado su vida en vano.
La mayoría de los allí prentes en la Asamblea estábamos felices no
teniendo vestido alguno ni calzado y que para sobrevivir solamente
necesitábamos el arco y la flecha y una lanza frente a gentes ávidos de
acumular en innúmeros arcones vestidos y
joyas que raramente llegarían a utilizar. Solamente después de largos años
vividos entre ellos y como uno de ellos había aprendido a estimar esta vida
despojada y plena frente a aquella otra que ahora para mí era sin sentido.
Poco a poco, después que callé se fueron despertando los comentarios a
mi alrededor. Primero, casi en un susurro, finalmente vivos y violentos. Ello
me significaba claramente lo contradictorias que les debían haber aparecido
mis palabras. La gravedad de la
situación se mostraba por el hecho que siendo personas acostumbradas a discutir
mesuradamente se mostrasen tan
excitadas. Yo no entendía nada porque ellos discutían en nahualt la más común para ellos.
Los olmecas prefirieron invitar a la Asamblea a disolverse diciendo
que se continuaría más tarde al anochecer.
Nos retiramos en pequeños grupos. Mis compañeros no estaban contentos
por la reacción que había suscitado mi informe. Una vez más se preguntaban que
objeto había tenido nuestro largo viaje para participar en aquella asamblea.
·
Es completamente inútil, Apoena, nunca te
comprenderán ni aceptarán. Nosotros mismos tenemos dificultad para entenderte a
pesar que ya has vivido tantas lunas entre nosotros.
El viejo
chaman te comprendía pero nosotros no. Nadie abandona su tribude origen por las
razones que tu das.
·
¿Tú, Pineabe piensas como ellos?
·
Yo pienso como ellos. No es imposible
comprender a gentes como tú. Te aceptamos como eres, tú nos aceptas como somos.
Esa es la razón por la que ahora eres uno de los nuestros.
De todas maneras debes responder a las
preguntas que te van a hacer lo mejor que puedas. No te van a creer ni tampoco
tus buenas intenciones. Yo tampoco entiendo la lengua en que discuten, pero se
leer en sus bocas y ojos mientras hablan. Estás en peligro.
Nos encontrábamos comiendo cuando llegó Beu Ribé la olmeca. De nuevo sentí que su visita no
era casual, como tampoco lo fue la de la noche anterior. Conforme a sus formas
de cortesía hablaría largo tiempo antes de manifestarnos la verdadera razón de
su visita. Era inútil ponerse tenso. Sin embargo empezó a decirnos lo que no
esperábamos.
·
Nosotros los olmecas que os hicimos venir
estamos muy preocupados por vuestra seguridad. Nosostros te entendemoss y también a ellos. Para ellos
no eres sino un enviado de tu tribu de origen para conocernos mejor y podernos
atacar cuando llegue el momento. Ya muchos dicen que debes morir. Ser
sacrificado a sus dioses.
·
De todas maneras creemos que debes
presentarte aun esta noche a la Asamblea. En ella no corres peligro. Deberás
hablar si te lo piden y contestar a sus preguntas diciendo sin rodeos lo
que los que fueron tu pueblo intentarán hacer.
Hemos decidido que esta misma noche
terminadas las deliberaciones todos vosotros partiréis de regreso a vuestra
tribu. Os acompañarán un grupo de los nuestros
que garantizarán absolutamente
vuestra seguridad utilizando nuestros conocimientos. Ellos están ya preparando
ya todo los bastimentos y regalos necesarios
para vuestro regreso con honor a vuestra tribu.
++++++++++++++
Las determinaciones tomadas por
los olmecas y que Beu nos comunicó me dejaron bastante desorientado. En cambio
meis compañeros con su habitual flexibilidad las enfrentaron como lo hacían con
cualquier acontecimiento y se aprontaron a enfrentar la nueva realidad.
Inmediatamente con su espíritu práctico se pusieron a ordenar el espacio en que habíamos vivido tantos días
para dejarlo tal cual lo recibimos. Empaquetaron cuidadosamente los paquetes de
flechas, verificaron los arcos, macanas y lanzas. Prepararon los alimentos que
aun teníamos envolviéndolos en hojas y buscaron unas calabazas para llevar
agua. Un poco ato una ligera impedimenta estaba lista para partir
inmediatamente.
Cuando se estaba poniendo el sol nos dirigimos al lugar de la
Asamblea.
Al acercarnos advertimos que la cúpula estaba rodeada por una multitud
mucho mayor que de ordinario. Era la consecuencia de mi reciente intervención a
no dudarlo. Nadie llevaba arma alguna ni
nada distintivo, absolutamente desnudos según lo estipulado pero no
implicaba que no hubiesen escondido mañosamente armas en las cercanías. Cuando llegamos nos
abrieron calle. A pesar de la afectad indiferencia la tensión era grande.
En la penumbra de la bóveda todo aparecía tranquilo. A pesar de que
habíamos llegado con adelanto, todos ya estaban silenciosos en
sus habituales sitios. El silencio ominoso me resultó de mal agüero.
Cuando me senté y concentre´
observé que si bien en la bóveda había silencio afuera se escuchaba como un
zumbido producido por el apagado murmullo de la multitud que nos rodeaba. Un
zumbido parecido al de un descomunal enjambre de abejas. Un rumor que no era monocorde sino que subía y
bajaba en intensidad. Me preguntaba si se estaba esperando que aquel rumor
cesase para comenzar nuestras discusiones. Al cabo de un rato observé
como Beu rivé se incorporaba de
su lugar y salía al exterior con aquellos movimientos precisos que tanta admiración
me producían cada vez que una olmeca
caminaba. Poco después se escuchó afuera
su voz cristalina y rimada que sin duda se dirigía a los asistentes
externos. Cuando ella entró de nuevo el zumbido estaba amortiguado para morir a
los pocos instantes.
El Primer Orador se incorporó. Yo no había advertido su presencia y
con una solemnidad poco acostumbrada en él se dirigió a mí:
·
Hermano de lejanas tierras hemos meditado
con cuidado en las palabras que proferiste cuando el día aclaraba. Lo que dijiste ha creado confusión, extrañeza y
desconfianza en la mayoría de los presentes, representantes de innumeras tribus
del norte y del sur.
No creen
que tus palabras sean verdaderas dando
razones tan vagas y desacostumbradas como las salidas de tus labios. Sin embargo,
no estamos reunidos para hacer un juicio sobre tus palabras, lo que juzgamos
verdaderamente importante es que conozcamos los designios de la llegada de esas
gentes provenientes de allende la Gran Agua.,Todos piensan que han llegado para invadir nuestras tierras y
ciudades y arrebatarnos nuestaras regiones de caza, pesca y recolección.
Todos los presentes desean pedirte que
seas claro y que declares las ocultas amenazas que están detrás de tus
palabras. Como hablas más nuestra lengua común, Beu será quien traduzca tus
dichos.
Inmediatamente uno de los asistentes en un lenguaje gutural e
imperioso se lanzó en una larga perorata. Cuando terminó Beu en su florido y
musical tono tradujo:
·
El Gran Mujer-Serpiente mexica, embajador
y lugarteniente del Venerable Orador de Technochtitlan dice:
Hermano,
te dices ser uno mismo con los hombres que han sido divisados a lo largo de
nuestras costas en diferentes ocasiones. No podemos creerte como tampoco tu
largo y confuso discurso. Nos pareces como un habitante de las islas,
despreciable Caribe enviados por esas gentes para espiarnos. Esto último, igual que el castigo que mereces lo
determinaremos más tarde.
Nuestro
Venerable Orador que antes de serlo fue durante mucho tiempo sacerdote y que
conoce como nadie todas las antiguas tradiciones de nuestro pueblo, ha
determinado que esas gentes tan diferentes de todos nosotros y que tu te
atreves criminalmente a decirte de su linaje, son los mismos dioses que un día
se alejaron con la promesa de volver avisitarnos.
Nuestro
pueblo mexica nunca ha olvidado su promesa y ha esperado el retorno de sus
lejanas moradas. Digo con orgullo que somos el pueblo que que más honramos a los dioses. Durante ese
katún de lunas les hemos esperado
sacrificando innumerables víctimas
para alimentar con su corazón a los dioses. Ahora cuando ya vuelven ,
deseamos saber que desean que hagamos
para recibirles dignamente.
Estamos
seguros que dada nuestra lealtad hacía ellos los dioses nos erigirán a nosotros
los mexicas como su pueblo preferido. Como siempre arriesgaremos nuestra vida
para ofrecerles la sangre y los corazones que ellos acepten como ofrenda.
Lo mexicas
creemos que los dioses que regresan querrán comenzar su benévola visita y
enseñanza partiendo del Único Centro del Mundo para dar brillo a nuestro
pueblo. Nos enseñarán una mayor sabiduría para que nosotros sometiendo a los
otros pueblos la extendamos entre los bárbaros que aun no concenlos esplendores
de las ciudades, sus artes y riquezas así como la obediencia a nuestro Venerable
Orador.
Nosotros
los mexicas respetamos las formas de viri de los pueblos que sometemos enseñándoles
nuestra religión, ciencia y artes y todas las otras cosas que ellos
ignoran. Estamos satisfechos con que
hagan los sacrificios rituales a nuestros dioses y cada cierto número de
lunas nos entreguen las más hermosas
mujeres y vrones para que sean sacrificados en la gran Technochtitlan
Ahora extranjero te conminamos que constes
derechamente si los dioses que vienen de
tan lejos y a los que osas pertenecer vienen, como suponemos benévolos y
bienhchores.
+++++++++++++
Necesitaba tiempo para responder no sabiendo cómo hacerlo. Estaba sorprendido por el desmedido
panegírico que hacían de su pueblo.
Además estaba estupefacto dela confusión que hacían de los españoles
con sus míticos y, al parecer, sanguinarios dioses. De nuevo escuchaba la creencia en el “retorno”que
había escuchado en las explicaciones de
los olmecas y que tampoco estaban tan lejanas de otros pueblos, incluso dentro de la religión
católica.
Pensé igualmente lo terrible que podía ser esa creencia si los
españoles llegaba a conocerla yla explotaban inteligentemente.
Era evidente que mi respuesta debía ser diplomática y vaga.
Era claro que el despótico personaje me veía como un ser despreciable,
poco creíble y que debía ser sometido a los más exquisitos tormentos antes de
ser ofrecido a sus dioses. Finalmente me decidí:
·
No es importante demostraros si en otro
tiempo pertenecí a las gentes de la tribu que viene de donde se pone el sol.
Ahora
pertenezco a la tribu que me recogió agonizante y me adoptó como uno más de sus
guerreros.
No he sido
enviado por los que pensáis son dioses ni como explorador ni espia.
Os
felicito por vuestros esfuerzos de venerar y honrar a vuestros dioses para mantenerles
propicios.
Aquellos
dioses que vivieron entre vosotros hacen katunes de Ahusos enseñaron cosas
sabias pero no son los que vuelven ahora que igualmente fueron discípulos de
vuestros dioses y piensan exactamente
igual que vosotros. Ellos vienen para someteros y dominaros y enseñaros las
cosas que dictaminaron sus propios dioses.
Conocen
muchas cosas que vosotros ignoráis. Son ,si así lo determinaseis, dioses que no
saben ni pueden todo.
Di a tu
Venerable Orador que esto es lo único que yo le puedo decir.
+++++++++++
Cuando Beu
terminó de traducir al nahualt mis palabras el engreído y orgulloso personaje
contestó brevemente con algo que me pareció eran un conjunto de amenazas.. eran
precisamente eso-
·
Dice que
espera que muy pronto él te hará arrancar toda la verda con tormentos
que no soñaste y luego hacerte arrancar la piel y el corazón.
No temas que eso suceda, añadió sonriendo
Beu.
Si bien el mexica fingía no
entender la interlingua, lo mayoría de los presente si la entendían como
comprobé enseguida por la siguiente
intervención.
·
Soy acolhua y por tanto miembro de la Triple Alianza. No necesito
que la olmeca me traduzca..
El que así hablaba era un viejecillo de
aspecto insignificante y con una piel de
color semilla del cacao y parecía perdido en su asiento de piedra.
·
Extranjero, si tú eres de la progenie de
los hombres de occidente, lo ignoro. Me custa creer en tus palabras, pero no
tengo buenos argumentos para negarlas. Tu rostro es algo diferente al nuestro,
pero existen gentes muy al norte que conocí cuando muy joven viajé por esos
lugares donde el agua se convierte en piedra. Esas gentes también tiene grandes
narices y ojos de color cielo.
En
tu discurso hablaste de gentes que el mexica Mujer-serpiente, se empeña que
sean dioses, los mismo que habitaron con nosotros hace muchos katunes. Yo no lo
sé y no lo creo. Pienso que solamente son gentes diferentes a nosotros.
En
tus palabras has demostrado no estimar
nada a las gentes que fueron de tu tribu. Esa es la razón por la que yo
dudo de tus palabras porque nadie habla mal de su madre y hermanos. Cuando
alguien reniega de su tribu es porque ha sido expulsado de ella como transgresor
de sus sagradas costumbres.
Si
verdaderamente fuiste uno de ellos eres alguien que debería ser justamente castigadod,.
Sin duda esa fue la razón por la que te
expulsaron de sus tierras para que muriese en la Gran Agua. Has sobrevivido
adoptado por una tribu agana a la tuya que
convenciste con tus palabras engañosas.
Me dí cuenta de la lógica de aquel
viejecillo, teniendo en cuenta las costumbres generalizadas, al parecer, entre
todas ls tribus de estos lugares. No mostraba, como el engreído mexica odio
alguno sino el conjunto de dudas que debían albergar la mayoría de los
presentes con mucha razón.
·
Venerable anciano, no puedo hacer que
creas en mis palabras si no aceptas la sinceridad con que hablo. El mundo del
que vine y el vuestro que no tiene comparación aun con las tribus más alejadas
que hayas conocido. Todo lo que has dicho y piensas es cierto para ti que supongo eres
habitante de las ciudades de piedra debes comprender que también es muy
diferente la comodidad y el lujo de ellas con la sobriedad y despojo de mi tribu de adopción. Sin
embargo puede ser que alguno de vosotros, un día hastiado de ese lujo que
implica siempre una sujeción a otros hombres y a muchas costumbres decida vivir
como vivieron sus antiguos antecesores y trate que una de esas tribus como la mia le acepte entre
ellos. Eso es lo que me ocurrió a mí. Por eso me embarqué en las grandes canoas
que se dirigían a las islas pero el temporal y los dioses me trajeron aquí.
En
cuanto si las gentes que están llegando son dioses u hombres es algo que muy
pronto conoceréis por vosotros mismos. Ellos poseen armas poderosas como el
rayo y el trueno que matan a distancia y sobre todo visten de hierro un metal
más duro que cualquiera de vuestras armaduras. Para vosotros serán dioses
invencibles por más que no posean la bondad de esos dioses que esperáis y os
sometan a todos para que les sirváis como vosotros hacéis con otras tribus vecinas como yo he
sabido.
·
Quizá, extranjero a través detusúltimas palabras te crea algo
más. No has tratado declararte inocente de mis acusaciones. Tampoco tratas que
aceptemos a esas gentes que tu llamas tu antiguo pueblo. Supongo que un espia
habría insistido en que confiásemos en ellos para mantenernos desprevenidoso
quizá afirmando que ellos eran los dioses que algunos esperan.
Ahora
bien, sí son hombres y no ddioses tú nos podrías aconsejar como tratarles, que
regalos hacerles para conseguir su amistad y los pactos que podríamos hacer con ellos.
·
Venerable anciano, respondí sintiéndome
cada vez más abatido. Hasta ahora solamente habéis visto a lo lejos unas pocas canoas y unos pocos hombres que o no han desembarcado o
si lo han hecho os han ofrecido míseros regalos.. Insisto que desde las lejanas
tierras que viene son numerosísimos y grandes guerreros. En cuanto sepan que
aquí hay grandes territorios de caza vendrán
en masa y llegarán en nubes espesa como las hormigas al final del
verano les crecen alas y buscan otros
lugares donde devorar todo. Ellos también saben levantar inmensas ciudades de
piedra que devoran todo cuanto está alrededor de ellas, como un animal insaciable. En cuanto si tu piensas que yo podría ser su
vocero es precisamente lo que ellos
desearían para convertirme en espía que fuese entregando tribu a tribu. No
dudes, cuando ellos lleguen numerosos no queda otro remedio que la guerra o la
huida.
En mi excitación no advertía que estaba
hablando a gritos y que mis palabras estaban causando en mis oyentes una
agitación cada vez más violenta. Hubo un momento en que ni yo mismo alcanzaba a
escucharme.
Beu se acercó a nosotros y no sindicó que la siguiésemos. Era tanta la
agitación de la Asamblea que nadie se dio cuenta que nos íbamos o no le dio
importancia.
En Pocos momentos estábamos en la habitación olmeca que nos había cobijado
hasta entonces. Empuñamos nuestras armas y seguidos por media docena de olmecas
que nos esperaban en las cercanías para guiarnos y acompañarnos nos sumergimos
con paso ligero en el bosque circundante.
+++++++++++
Nuestro regreso a la tribu fue tres veces
más rápido que nuestro anterior viaje. Beu que era la jefe de la expedición
imprimía un ritmo despiadado a nuestra marcha que todos, incluidos los olmecas,
teníamos dificultad en mantener. Las dos amazonas eran quienes lo soportaban mejor.
La tribu que ignoraba todo lo sucedido
nos recibió con su habitual tranquilidad que se rompió tan pronto como
supieron las informaciones que
llevábamos..
Los olmecas apenas descansaron de las
agotadoras etapas e inmediatamente
tomaron el camino de vuelta a los suyos. Cuando por última vez les ví
sumergiéndose en la selva que rodeaba nuestra aldea tenía la seguridad que
jamás les volvería a ver.
Durante los meses de ausencia de la tribu
no existía cambio alguno. Pasdo el primer impacto de la narración de todo lo
que habíamos vivido y conocido se fueron desinteresándose y solamente el chamán
Sirupré unos pocos más incluidos lo que habíamos vivido aquello nos mostrábamos
inquietos conversando con frecuencia de todo ello.
De todas maneras siempre llegábamos a la
misma conclusión “no podíamos hacer nada”. Solamente se hubiera podido detener
a los espñoles mediante una completa
federación de las tribus creando una jefatura común. Eso habría funcionando sobre todo impidiendo cualquier intento de desembarco
para no dejarles descender con caballos y armas pesadas. Trata de diezmas a todos aquellos que tratasen de poner pie a
tierra.
Todos sabíamos que aquello era imposible
por el desconocimiento que tenían las
tribgus entre sí. Las viejas rencillas y desconfianza mutua añadido al ansia
de gobernar a todos de las ciudades de
piedra.
En cuanto a nuestra propia tribu que aun
juzgábamos muy alejada de los lugares de conflicto ¡cuán equivocados
estábamos! Solamente tenía que esperar
vigilante cualquier señal de peligro. Dejar que los sucesos se desarrollasen y
entonces tratar de tomar las medidas que estuviesen en nuestras posibilidades
que eran como para todos, luchar o huir.
Suponíamos que los pueblos pertenecientes
a la Triple Alianza estarían felices que
el predominio mexica se disminuyese si estos eran atacados por los españoles.
Nuestra tribu misma que ahora sabía que
era igualmente una amenaza para nosotros no trataría de ayudarles o
defenderlos.
La única medida que tomó el Consejo
tribal frente a nuestras aprensiones fue que nuestro territorio de pesca a
orillas del mar fuera habitado por medio de una aldea permanente poblada por
voluntarios que avizorasen frecuentemente la posible llegada de aquellas canoas
anunciadoras de la posible llegada de los extranjeros.
++++++++++++++
XII UREITA EL HIJO DEL RENEGADO
- Así
es como ocurrió todo, dijo tristemente Pineabe.
El
espíritu de tu padre te debe haber revelado dentro de ti mismo su propia visón
de todo lo que nos sucedió. Supongo que en parte será todo lo que te he
constado tantas veces. Ahora tu eres el
nuevo dirigente y guerrero principal de la tribu. Una tribu que nunca antes había
tenido un cacique. Todos te hemos elegido para que reuniendo las voluntades nos salvemos del exterminio total. Tú eres la
última esperanza para nosotros los sobrevivientes, porque creemos que el
espíritu de tu padre te habita desde este momento.
Eres
de alguna manera el representante de dos mundos, el nuestro y el de tu padre.
Juntas ambas inteligencias es posible que nos puedas conducir, como ha sucedido
en otros tiempos, a un lugar donde la
tribu en seguridad pueda reproducirse de nuevo fuera del alcance de esos
extranjeros.
- Por
estas razones que describe Pineabe, añadió el shaman, la tribu te acaba de
elegir como su cacique, a pesar de tu juventud hemos considerado que
necesitábamos alguien fuerte y lleno de nuevas ideas para llevarnos en una
larga peregrinación a los restos diezmados de nuestro pueblo.
Bien
sabes que el actual Consejo se compone
de jóvenes sin experiencia y de viejos
agotados y heridos por las batallas y continuas escaramuzas.
Los
jóvenes te exigirán cosas desmedidas. Acciones que arriesgarían a toda la comunidad. Los viejos e inválidos tratarán de de frenar tu iniciativa. Tendrás que aprender
a frenar a unos y animar a los otros. Como cacique en tiempo de guerra tus
decisiones serán inapelables y tendrán que ser cumplidas porque esa ha sido
siempre nuestra ley ancestral.
- He
comprendido lo que decís, dijo meditativamente Ureita. En estos días viendo por los ojos de mi padre me
parece haber envejecido mucho. Ojala a través de lo que él me ha
comunicado mi escasa experiencia se aumente y que el espíritu de mi padre
permanezca en mí y me ayude.
- También
espero que la sabiduría de vosotros dos permanezca durante mucho tiempo a
mi lado. Lo que se me enseñó desde que era niño que cuaqndo por necesidad de la salvación de la
tribu se exige un cacique, este se debe absolutamente al servicio de todos
y cada uno de mis hermanos.
Comprendo
muy bien que que se ha finalizado
nuestro trabajo aquí en las grutas de nuestros antepasados, Nunca ni yo
ni nadie más podrá volver a pisar estos
lugares y antes de nuestra partida definitiva la entrada de e ste lugar hermoso
será cerrado con la ayuda de todos los miembros de la tribu para que jamás sea
profanado.. así los espíritus de quienes lo habitan descansarán en paz al
abrigo de cualquier intruso.
Ahora
descenderemos al poblado y haremos lo que tengamos que hacer. Sé muy bien quue
mi tarea no es morir en batalla sino salvar a los restos de nuestra tribu. Por
eso mismo os ruego a ambos que no arriesguéis tampoco vuestras vidas porque sois
de los pocos que conocieron el esplendor de nuestra tribu cuando era grande y
fuerte.
Ureita en la bajada, ahora, encabezaba
decididamente la bajada el camino que descendía en zigzag entre inmensos
pedrejones y arbustos espinosos. Los otros dos le seguían, como si desde que
salieron de la gran caverna hubiesen
descargado humildemente en él el peso de la iniciativa. Bien sabían que aquello
entre ellos no significaba honor alguno sino una insoportable carga para el
adolescente.
Ureita, por más que estuviese poseído por
el espíritu paterno era bien diferente de su padre porque él estaba sumergido en la realidad presente y no
era como su padre creador de grandes proyectos. Así lo estaba experimentando
cuando encabezando la marcha había emprendido el camino de vuelta a través del
misteriosos dédalo de subterráneos, chimeneas y galerías en la más completa
oscuridad. No esgía el camino reflexivamente “sabía” espontáneamente ekl camino
a tomar como si su cuerpo reconociese cada ángulo, cada dirección cada plano.
Sus manos, sus pies, toda la sensibilidad de su cuerpo desnudo conocía cada
piedra, cada hueco, los gránulos y asperezas con una infalible certeza. Estaba
todo él actualizado sin experimentar tensión alguna. Todos sus sentidos en
contacto físico y actual con aquello que le rodeaba captaba precisamente el mundo presente diferenciando y
descodificando las señales que este le enviaba.
Esto sería así en adelante.
+++++++++++
Un poco antes de la salida de la caverna
los tres comprendieron que era posible que la pantera les cerrase el paso, el
ocelolt cuya presencia habían detectado
a la bajada. Ahora, en cambio el olfato agudo de ellos les enviaba
claras señales de su presencia. Ya noera un olor residual sino la de un ser vivo
presente.
Pineabe dijo suavemente:
- Se trata de una hembra con dos crías
- El macho puede estar cerca, añadió
Sirupré
Sin ningún acuerdo se distanciaron uno de otro. Ya no podían seguir
arrastrando sus lanzas detrás de ellos, debían pasarlas adelante, listas para
repeler el ataque. Tenían algo en su
favor. El túnel que seguían era como un respiradero de las cavernas y el aire
venía en su favor, La pantera solamente
sentiría su presencia cuando estuvieran
casi encima de ella.. El animal estaría
en el fondo de la caverna grande por donde ellos debían emerger, puesto que
habría buscado lo más profundo y oscuro para parir. Solamente Ureita que iba
delante la podría enfrentar- La primera lanzada tenía que ser mortal. Sirupré
hubiese preferido que Pineabe hubiese enfrentado el ataque, ya que era aun muy ágil
y tenía mucha experiencia. Sin
embargo no podía disminuir la confianza
del muchacho por sus aprensiones. Habría sido un mal comienzo para su nueva vida.
La circulación de la corriente de aire les favoreció. El
leopardo no estaba en el fondo de la caverna sino muy cerca de la entrada
amamantando a sus cachorros, quizá medio adormecida. Se recortaba perfectamente
gracias a la luz que se filtraba por la cortina de vegetación que colgaba
frente a la entrada. Con sus finos instintos percibió un poco tardía a los
intrusos que emergían de una parte que no esperaba. Ellos saltando al interior
de la caverna se desplegaron dejando a Sirupré con el arco armado en medio. La
ocelote les enfrentó con un maullido aterrador. Su instinto le advirtió que el bajo techo de la caverna
no le permitía su técnica preferida de salto. Con las fauces abiertas y su ronco aullido amenazante les enfrentó bien
asentada sobre sus patas y ligeramente encorvada. Esperando el ataque Esa
vacilación le fue fatal, ya que la flecha de Sirupré le acertó entre sus dos
omóplatos pasando sobre su inclinada cabeza. La fiera intentó arrancarse la flecha siendo empalada
simultáneamente por ambos lados quedando clavada en el arenoso piso. Murió casi
inmediatamente después de un corto estertor. Era un animal enorme.
Pineabe saltando con precaución sobre el animal, sin hacer caso de los
desorientados cachorros abrió con precaución la cortina vegetal. Se deslizó al
exterior. Ureita y Sirupré la siguieron. El macho podía encontrarse en las cercanías.
Recorrieron rápidamente la estrecha plataforma y emprendieron el descenso
vigilantes.
+++++++++
Cuando llegaron al calcinado lugar donde estuvieron las grandes
malocas del poblado escucharon el primer aullido de alerta de un guerrero,
vigia en el lindero de la selva. Pineabe contesto enseguida. Desde un árbol
lejano se deslizó un joven guerrero, casi un niño que se acercó a grandes
zancadas,
Mientras tanto ellos habían llegado a lo que fue la plaza del poblado.
Nada quedaba de las grandes malocas sino algunos palos ennegrecidos y
carbonizados. Las cenizas habían sido esparcidas por las lluvias huracanadas
Sin embargo no hacía mucho tiempo de la feroz batalla que había tenido lugar
allí mismo
.A las preguntas ansiosas de ellos, el vigia que en los días de su
ausencia no había sucedido nada, ni se habían visto extranjeros de cerca ni de
lejos.
Todos penetraron en el bosque. La experiencia les había demostrado que
toda reunión de grupos eran una presa
fácil y vulnerable para los extranjeros, lo mismo que cualquier camino trillado
o limpio. Los restos de la tribu estaban dispersos en el bosque bajo sencillos
paravientos esperando las decisiones a tomar- Evitaban caminar muchas veces
siguiendo la misma senda, no ignorando que los extranjeros iban acompañados por
hábiles rastreadores de tribus que ahora eran fieles a los extranjeros. Lo más
peligroso eran aquellas bestias que ellos traían a los que llamaban perros más
hábiles y feroces que cualquier
rastreador nativo.
Finalmente Ureita y sus compañeros llegaron al espeso cañaveral donde
estaban dispersos los paravientos. Los supervivientes después de la sangrienta
batalla en que la aldea fue destruida
estaban severamente traumatizados. Ahora vivían continuamente en el sobresalto
y temor. La flor y nata de guerreros de la orgullosa tribu habían perecido
luchando. Ureita ignoraba como él había sobrevivido. Nada quedaba de las
heroicas amazonas sino su madre que era casi una inválida. Muchas mujeres y
niños habían sido llevados prisioneros, quizá para sacrificarlos al dios de los
extranjeros. Toda resistencia había sido inútil frente aquellos extranjeros
forrados de hierro, con tajantes espadas, montando extrañas bestías que todo lo pisoteaban.
++++++++++
Ureita era aun muy joven cuando su padre volvió de una gran Asamblea
de tribus en una región lejana. Aun todavía
hubo un largo tiempo de paz. Su padre
considerado guerrero principal tuvo el orgullo de atravesar con los palitos de la mayoría de edad a
Ureita al término de la iniciación de este .
Luego empezaron a llegar noticias de la destrucción de la gran Technochtitlan y las grandes canoas
extranjeras fueron avistadas con más frecuencia por los habitantes de la aldea
e la costa.
La inquietud fue extrema cuando se supo que las tribus vecinas habían
sido atacadas ya veces, destruidas por pequeñas bandas de extranjeros. Su padre fue nombrado cacíque, decisión que
solamente la tribu tomaba en situaciones extremas. Este reunió a los mejores guerreros y partió con el deseo
de crear una confederación con las
tribus vecinas para tratar de detener a los invasores.
Muy pocos volverían de aquella expedición Por su madre Pineabe que fue traída muy herida supo que Apoena su
padre mortalmente herido, fue rescatado en una carga suicida por las amazonas,
Ellas todas perecieron. Apoena murió sin
caer en manos de los extranjeros que como ya se sabía repartían en
diversos poblados los pedazos de los más heroicos guerreros para
atemorizar a las gentes.
Apoena en los últimos tiempos había insistido continuamente en la
vulnerabilidad de la aldea madre. Aun como Cacique debía someter al consejo sus opiniones. Este
nunca aprobó abandonar la aldea habitada desde innumerables lunas. Nunca
creyron que los extranjeros ubicarían aquel lugar alejado y de difícil acceso.
En cambio los extranjeros que aun ignoraban la muerte de Apoena el
rengado, arrebatado de sus manos cuando
estaba mal herido, supieron rastrear a los derrotados y ubicar así el
lugar donde se ubicaba la aldea. Esta fue atacada un amanecer con ferocidad
inusitada. Aquellos que no pudieron huir fueron hechos prisioneros y sometidos a inauditas torturas para que confesasen el lugar donde se ocultaba
el Renegado que no creían muerto.
Ninguna de las víctimas, hombre, mujer o niño jamás les reveló que el cuerpo de
Apoena yacía no muy lejos en la cueva de
los antepasados. Estoicamente sufrieron las torturas hasta la muerte como
último homenaje al que mereció ser su
cacique a pesar de pertenecer al linaje
de los odiados y sanguinarios
extranjeros.
A Ureita le extrañaba que los extranjeros estuviesen tan ansiosos por
capturar a su padre vivo o muerto. Al menos ellos querían ver su cadáver si en
realidad había muerto. Para conseguirlo se arriesgaban a múltiples esfuerzos a un sinnúmero de crueldades. Eso,
si era claro para él que fuese la causa
por laque la tribu fuese perseguida sin cuartel y posiblemente
hasta el exterminio.
Por lo demás. Como su madre y Sirupré
estaba convencido que no les quedaba otro remedio que emigrar hacía el
en búsqueda de lugares fragosos e impenetrables a los que los
extranjeros no pudiesen llegar, al menos, en mucho tiempo.
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Tan pronto como pudieron llegar al campamento donde estaban el grueso
de los supervivientes de la tribu Ureita envió
mensajeros a todos los dispersos grupos para que se reuniesen en un gran
Consejo. Estaba decidido a tomar el mando que se le había confiado con la mayor
enegía para no dar lugar a que una nueva
expedición de los extranjeros les aniquilasen definitivamente.
A diferencia de aquellos Consejos que se celebraban pacíficamente al
atardecer en la gran plaza frente a las malocas, los de ahora enían que ser
citados con anticipación indicando lugares muy escondidos donde reunirse.
Viendo a toda la gente reunida a la incierta luz del atardecer Ureíta
se dio cuenta cuan jóvenes eran la mayoría guerreros adolescentes casi niños. Ahora él era uno de los más
viejos. De los viejos guerreros muy maltratados
quedaban solamente ocho, el chaman y s su madre. Pensó que todos ellos
debían ser conservados y cuidados como
tesoros , puesto que eran los poseedores de los conocimientos de las artes
guerreras y tradiciones de la tribu sin cuya experiencia los restos de la tribu
tendrían mucha dificultad de multiplicarse y ,aun, sobrevivir.
Aquella reunión ya no era tampoco como las antiguas en que las mujeres
apoyadas en las paredes de las malocas escuchaban y en que los niños
correteaban entre sus mayores sentados apoyados en sus lanzas. Ahora los
reunidos permanecían en un hosco silencio temiendo que las malas noticias les
obligasen a tomar penosas decisiones.
- Hermanos, comenzó ureíta cuando
observó que nadie más llegaría. Aconsejado por Sirupré y en su compañía me retiré durante varios días a las grutas donde moran los
espíritus de nuestros antepasados para entrevistarme con el espíritu de mi
padre como vosotros determinasteis. Durante estos días he conversado con
ellos y he escuchado sus mandatos.
Hemos
de sin demora alguna emprender el camino
hacía el sur en búsqueda de escondidos territorios de caza y recolección tan
ocultos e inaccesibles que los extranjeros no puedan llegar a ellos en mucho
tiempo.
Nada, ya,
nos retiene aquí. Los extranjeros nos rodean por todos lados y caerán sobre
nosotros en el momento menos pensado.
Todos seremos cazados como animales
salvajes.
Debemos
reunir a todos los grupos dispersos ey emprender inmediatamente el camino.
Durante un
tiempo Sirupré y Pineabe nos servirán de
guías ya que ellos viajaron en ocasiones hacia el sur. Cuando lleguemos a lugares que ellos no conocieron
tendremos que viajar más lentamente y con más cuidado, enviando exploradores delante de nosotros. Al amanecer
partirá el primer grupo de guerreros. Al alba siguiente partirá todo el resto
de la tribu. Los ancianos organizarán cada grupo y yo mismo les ayudaré yendo
de grupo en grupo. Quien se quede atrás sabe que morirá.
No sé lo
que nos espera. Ninguno de nosotros puede saber lo que nos espera. Es posible
que invadamos territorios de caza ya
ocupados y nos tengamos que retirar o luchas. Tenemos que evitar la lucha
porque somos pocos y no nos podemos debilitar más. Lo mejor es llegar a lugares
que nadie nos dispute..
Ureíta dejó de hablar. Todos comprendieron que no había nada más que
decir, ni siquiera objetar. Había sido elegido Cacique en aquellos momentos
decisivos de apremio y era claro que solamente la obediencia les salivaría si
esa era la voluntad de los espíritus.
Por lo demás la decisión tomada se encuadraba en la tradición
milenaria que era como la gran ley de la emigración repetida muchas veces por
diversas causas y cuando se presentaba un enemigo al que no se podía hacer
frente. Era la ley de la sobrevivencia.
Sin comentario, sin protestas, se fueron incorporando y alejando hacía los lugres donde su clanes o familias estaban escondidos.
+++++++++
Partieron los guerreros. Apresuradamente se reunió en cada grupo los
bastimentos que pudieron. Finalmente la gran culebra de mujeres cargads
precediadas por jóvenes guerreros
armados se fue abriendo paso en una
marcha agotadora que comenzaba en el alba de cada día y solamente terminaba
cuando la oscuridad se acercaba. Se
hacían pequeños fuegos para evitar
denunciar su presencia y avance.
Era la rutina en que todos los días eran iguales. Se llegaba a un
lugar, se limpiaba someramente. Se levantaban
ligeros paravientos si se suponía que llovería. Dormir. Vigilar. Tratar
de recoger todo aquello que pudiese servir de alimento. Partir de nuvo por el
camino abierto por los exploradores.
Cada cierto tiempo, en lugares aparentemente seguros detenerse unos
días para que los guerreros pudiesen cazar y las mujeres descansasen.
HABÍA COMENZADO LA LARGA PEREGRINACIÓN HACIA EL SUR.
eL Paisaje 26-10-1991 pasado a
edición digital el 23-9-2012 Corregido el
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